Lo que sale del grifo en la mayoría de hogares de la provincia es ya una combinación de aguas en la que, desde el pasado mes de enero, tiene un papel principal la producida por desalinización del mar. Hasta el 34% de la que de la que se suministra a los 2,8 millones de usuarios a los que abastece la Mancomunidad de Canales del Taibilla (MCT), entidad pública responsable de obtener y gestionar los recursos de agua potable para la Región de Murcia y gran parte de la provincia de Alicante. El agua desalinizada supone ya un tercio de la que se aporta al sistema e iguala las aportaciones procedentes del Trasvase Tajo-Segura y los recursos propios de la Cuenca del Segura. Una situación que consolidada desde el año 2015 por las restricciones a las que está sujeto el Trasvase por la escasez de reservas en su cabecera y que se podría prolongar durante meses. Algunos días de enero el sistema de abastecimiento estuvo alimentado por un 34% de agua desalinizada, algo más del 33% de recursos propios de la cuenca del Segura -los pantanos- y el 33% de aguas procedentes del trasvase Tajo Segura.
Es la primera vez que la entidad de abastecimiento para consumo urbano recurre a una producción tan elevada de agua desalinizada desde que en 2003 comenzara a utilizarse esta fuente de recursos hídricos alternativa a los convencionales, aunque muy cuestionada por sus costes energéticos. Lo habitual sin embargo es que la MCT prescinda de la desalinizadora si puede recurrir al Trasvase y sobre todo al agua del Segura. Pero a día de hoy, el agua «de beber» que utilizan los usuarios de 58 municipios -buena parte de ellos en la provincia incluyendo ciudades como Alicante, Elche, Torrevieja y Orihuela-, se ha convertido en un cóctel en el que el agua desalinizada procedente de plantas generadoras situadas en varios puntos de Alicante y Murcia, se almacena en los grandes embalses -el principal La Pedrera, en Orihuela-, depósitos y potabilizadoras, y una sofisticada red de colectores.
Los vecinos de la Vega Baja, el Baix Vinalopó y Alicante, cocinan, se asean, lavan y cocinan con un «combinado» de agua desalinizada procedente de las dos plantas de San Pedro del Pinatar (Murcia), Valdelentisco (Cartagena) reforzada con recursos obtenidos de las de Agua Amarga en Alicante, y «mezclados» a partes casi iguales con aguas del Tajo, de acuíferos situados a más de 600 kilómetros y las procedentes del río Segura y sus afluentes.
