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Refugiados en una matrona alicantina

La presidenta de Cruz Roja en Guardamar trabaja como voluntaria en Grecia

Adelaida Plaza (en el centro) junto a otras dos voluntarias en la carpa de Cruz Roja en Chios. información

«Asisto principalmente a personas de Siria y Afganistán. Cuando han tenido travesías duras, llegan muy ansiosos y desorientados, aunque en general sienten alivio y victoria al saber que están en Europa. La mayoría no saben dónde han llegado, pero saben que están más seguros. Es frecuente ver muchas familias completas cobijadas en cualquier espacio de la calle, en los soportales, en puentes... Son imágenes de una ciudad turística donde conviven realidades muy distantes». Este es el relato en primera persona de la presidenta de Cruz Roja en Guardamar, Adelaida Plaza, que trabaja en la isla griega de Chios ayudando a quienes llegan huyendo de la guerra y encuentran refugio en brazos de voluntarios como ella, una matrona alicantina.

El proyecto humanitario en el que se ha integrado Plaza se denomina «Despliegue de Unidades Móviles de Salud para apoyar la asistencia sanitaria de la Cruz Roja Griega». Tiene una duración de tres meses, y ella estará un mes. Adelaida llegó a la isla el 23 de octubre, uno de los días de mayor número de personas atendidas. «Fue necesario hacer una adaptación rápida a una realidad muy impactante», relata la matrona que ha querido contar a INFORMACIÓN cómo está viviendo esta experiencia. Explica que en su área de trabajo Cruz Roja tiene desplegada una estructura móvil de 48 metros cuadrados que es una unidad básica de salud ubicada en el entorno del puerto de Chios. «Mi impresión al llegar fue muy impactante, como nos hubiese pasado a cualquiera. Después de varios días aquí me voy haciendo a la situación, aunque en ocasiones resulta difícil. Muy difícil».

«La unidad está abierta todos días. Está dispuesta desde primera hora de la mañana y nos organizamos para ir recibiendo a las personas. El problema del idioma lo resolvemos con ingenio: tenemos 'chuletas' con pronunciaciones en árabe y farsí. Algunos hablan inglés. Hacemos una valoración de sus situaciones y les facilitamos medicación si precisan, sus curas... Hace tres días llegaron todos muy mojados y la situación fue muy difícil. Es fácil romperse. Estamos trabajando mientras existan personas que lo necesiten. No tenemos hora de finalización. Nos adaptamos según las necesidades».

Equipo sanitario

El equipo sanitario en el que se ha integrado Plaza está formado por una médica, una enfermera, una experta en apoyo psicosocial, un técnico y ella, que hace funciones de enfermera y matrona. «Cuando las personas llegan a la isla son recogidos y llevados en autobús a dependencias de la autoridad policial para su filiación y la gestión del documento que le permite poder comprar sus billetes de ferry y así poder seguir sus largos y duros viajes. La estancia en la isla depende de la agilidad con que la que se tramite el documento, y normalmente son pocos días los que permanecen aquí. Hay mucha inquietud con esta burocracia. Nuestra unidad está muy cerca del punto de filiación. Es entonces cuando las personas llegan a nosotros. Proceden mayoritariamente de Siria y Afganistán. Predominan familias completas, incluso en muchas ocasiones con los abuelos».

Los problemas de salud física más comunes en los refugiados que llegan desde la costa turca son los respiratorios, digestivos, contusiones, heridas e hipotermias.

«Nos cuentan que están en la costa turca esperando la salida y que en un momento dado les hacen salir deprisa y corriendo. En ocasiones el mar es muy duro y la travesía es larga y muy muy arriesgada. Ahora mismo si salgo de la unidad, puedo ver la costa turca visualmente cerca, apenas 1,5 km, pero este corto trayecto es fatal para muchos. Estamos en un enclave de vientos fuertes y permanentes y yo aún no he visto un mar tranquilo», escribió en un email a este diario el día 28 de octubre.

La idea de las personas al llegar a esa isla es seguir cuanto antes su largo viaje. «Nos dicen que quieren llegar a Alemania y a Suecia. Y siempre, siempre, se les ve brillo e ilusión en la cara, cuando hablan de su objetivo. Dejan atrás mucho sufrimiento y se les ve curtidas y resilientes». Además de prestar la asistencia sanitaria básica a los refugiados, como si se tratara de un centro de salud español, los equipos cuentan con una experta en psicología que apoya a las personas con información a través de un mapa de Europa y les ofrece datos de interés. Les informan asimismo sobre el proyecto de Restablecimiento del Contacto Familiar , trabajan con los niños a través de actividades diversas, juegos para disminuir las situaciones estresantes...

«Cada día es diferente. Siempre miramos el mar con incertidumbre. Nos dicen que en un rato llega otro barco... y aquí estamos, dispuestos a trabajar mientras haya personas que lo necesiten».

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