La polémica en torno al proyecto de construcción de una planta de transferencia de residuos en el polígono industrial Casagrande no ha hecho más que empezar. Al presidente de la Asociación de Empresarios del Parque Industrial Pepe Ríos le parece una iniciativa «atroz» para las perspectivas de mejora y crecimiento del único polígono industrial con entidad de la ciudad. Aunque matiza que es la asociación a la que representa la que debe expresar su opinión ahora.
La finca en la que se pretende ubicar la nave sobre unos 4.000 metros cuadrados está situada en el centro neurálgico de la zona industrial, muy cerca del centro para dependientes por aperturar, el parque acuático, pubs o el segundo tanatorio de la ciudad que ha comenzado a construirse este mes.
Ríos explicó que por muchas garantías ambientales y de seguridad que ofrezca la instalación la zona se verá sometida al trasiego constante de camiones de transporte de residuos. Tanto los que lleguen llenos de realizar las rutas por la ciudad, como los que saldrán de la instalación con destino al vertedero definitivo. «Es muy complicado que ningún empresario vaya a querer instalarse en el polígono con una actividad de ese tipo», dijo Ríos, que insistió en que ofrecía su visión personal a falta de que se expresen los 120 asociados, aunque muchos de ellos comparten sus sensaciones.
Ríos quiso matizar que el anterior equipo de gobierno municipal del PP no informó a la asociación sobre esta iniciativa, pero sí sobre el proyecto del tanatorio, al que no ponen reparos. El promotor de la planta, un conocido empresario local, obtuvo el certificado de compatibilidad urbanística por parte del área de Urbanismo en febrero. Ese trámite avala que la calificación del suelo es apta para instalar la planta, que en ningún caso almacenaría basuras -los camiones llegan y vacían la carga en otros mayores-. El mismo empresario, ya en el actual mandato municipal, acaba de presentar la solicitud de licencia ambiental.
La planta puede obtener la licencia de obras y apertura sin problemas si se acepta el procedimiento sin informes en contra. La actividad y todo el polígono podría someterse a una evaluación de impacto para adecuar sus actividades a los actuales criterios ambientales. Esta zona industrial fue construida en su primera fase sobre 330.000 metros en 1982 -su ampliación tiene otros 100.000-. Arrastra muchas carencias en servicios básicos como aparcamiento, capacidad de los viales o alumbrado. Se ha mejorado la evacuación de aguas pluviales.
