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El Tajo está ya por debajo del límite para trasvasar agua a partir de enero

Los embalses de cabecera, Entrepeñas y Buendía, acumulan 332 hm3 y el Memorándum fija a partir de 2016 que las reservas mínimas para autorizar el envío a la provincia tienen que ser de, al menos, 336 hm3

El Tajo está ya por debajo del límite para trasvasar agua a partir de enero

Los embalses de Entrepeñas y Buendía acumulaban ayer 332 hectómetros cúbicos (112 y 220, respectivamente) una cifra -o una reserva estratégica, según se mire- con la cual no estará permitido ningún trasvase al río Segura a partir del 1 de enero, tal y como fija el Memorándum firmado hace ahora tres años y que para todos era una garantía de futuro para no tener que estar pendientes de autorizaciones de corte político al tratarse de una norma con rango de ley que establecía cuándo sí y cuándo no se podía enviar agua entre ambas cuencas. El otoño no ha hecho mejorar, por ahora, esta situación de falta de recursos hídricos; de hecho, el descenso de los recursos del Tajo se ha ido acelerando desde el verano al tiempo que el Gobierno iba autorizando cada vez desembalses más pequeños para la cuenca del Segura (agua para consumo humano, principalmente, mientras los regantes del trasvase se quejaban amargamente de que esa Confederación Hidrográfica triplicaba el caudal ecológico del río, algo que consideraban que formaba parte de una estrategia para ir reduciendo el agua embalsada que sirve como «termómetro» para medir cuándo y de qué volumen deben ser los desembalses.

El trasvase es una infraestructura vital para la provincia porque genera cien mil puestos de trabajo (no sólo en la agricultura, también en el turismo) y 2.300 millones de euros al Producto Interior Bruto, según un informe-análisis realizado para el Sindicato Central de Regantes del Tajo-Segura (Scrats). El pasado agosto, cuando la situación se fue agravando, el Colegio de Ingenieros Agrónomos avanzó que echar el cierre al trasvase tendría «consecuencias desastrosas» y añadió más datos: se perderían 1,5 millones de toneladas de alimentos (valorados en 650 millones de euros), además de aumentar los riesgos de desertización.

La situación, si se tiene en cuenta que quedan dos meses y medio por delante hasta el 1 de enero, puede parecer más o menos crítica pero no esconde una realidad que cada vez está más cercana por culpa de la sequía, y es que si para 2016 se fija un límite mínimo de 332 hectómetros para el trasvase entre cuencas, en 2017 será de 34 hectómetros cúbicos más (366 hectómetros) para que en 2018 se alcance el límite previsto en la norma después de cinco años de periodo transitorio y este será de 400 hectómetros cúbicos.

Precio

El Gobierno amplió el Decreto de Sequía hace un par de meses viendo la situación que se le avecinaba y pendientes, como siempre, del cielo. Los regantes del trasvase, los más afectados por el cierre del grifo -los dos últimos meses apenas han recibido agua-, están ahora más pendientes de saber cuál será el precio del agua desalada que de otra cosa. De eso, y de los pozos de sequía que se han abierto y que vienen a paliar la situación pero con un agua de inferior calidad que, además, no va a sus regadíos sino a los de los agricultores con derechos del río Segura que no están ni mucho menos de acuerdo con esta situación.

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