El sábado pasado -¡no sé por qué!- me fijé en la foto que ilustraba la información que publicaba el periódico sobre la rehabilitación del barrio de San Antón, de Elche. En esa instantánea aparecía la ex alcaldesa de la ciudad de los dos Patrimonios de la Humanidad -el Palmeral y el Misteri d´Elx-, Mercedes Alonso, poniendo la primera piedra de las obras para rehabilitar el barrio, uno de los más degradados, sino el que más, de la localidad zapatera. Y me vino a la cabeza -esa que alguien sigue empañándose en que la tengo más tocá que las maracas de Antonio Machín- que lo importante, con serlo, no es colocar la primera piedra, sino la última, esa que viene a certificar que el trabajo está acabado y listo para prestar el servicio para el que fue concebido y construido, aunque no siempre es así, porque, sin ir más lejos, en Torrevieja hay infraestructuras y edificios acabados que no están siendo utilizados, como por ejemplo la

Residencia o Centro para Discapacitados, y otros que, después de un montón de años resulta que son "peligrosos para la ciudadanía", como el Teatro Municipal o el Auditorio junto al Hospital Quirón. ¡Señor, qué "crus"!. ¡Tengo que hacer -lo prometo- una novena a La Purísima para que Fanny "Cerrado" desista en su empeño de dejar la Ciudad de la Sal como un solar!.

Un día antes -o dos; no recuerdo-, el alcalde olezano Emilio viajó a la capital del antiguo Reino para ver, entre otras cosas, como está el enquistado asunto del edificio de los antiguos juzgados, el que está enfrente de la iglesia de las co-patronas de la villa, las Santas Justa y Rufina. Este menester ha sido desempolvado -rescatado del baúl de los recuerdos- por "la ciudadana" Mar Ezcurra, aunque fue la ex "mandamasa" Antonia Moreno, después de que otros antes lo intentasen en varias ocasiones, quien no pudo -o no supo; vaya usted a saber- hacer nada en su día, porque según me contaron no había -ni hay- un puto euro en la caja común de los valencianos. La Moreno dejó caer que el reivindicado edificio podría ser habilitado como Centro de Salud, aunque no reunía, ni reúne, condiciones para ello, pero ya se sabe que "ande yo caliente y ríase la gente", porque el caso es cambiar de sitio las cosas para dar la impresión de que se hace algo. Mi gozo -el suyo; el de la Moreno- en un pozo, porque se quedó "sin el pan y sin el perro"; es decir, sin el edificio y si el dinero que ofertaron como contraprestación económica por el nuevo palacio de Justicia, construido con las perras de los oriolanos y cedido a la Generalitat. Tengo la impresión de que a Emilio y a Ezcurra les va a pasar lo mismo que a Moreno. Antonia amenazó, pero no dio, como en otras muchas cosas (recordemos que anunció una orden de desahucio para que la Consellería de Justicia se fuera del Palacio de la Plaza de Santa Lucía, pero allí siguen los juzgados, los jueces, los fiscales, los funcionarios y los agentes de seguridad). ¡Me cago en la leche!.

El que supongo sigue siendo presidente interino/provisional/accidental del PP en Oleza, Dámaso Aparicio, anunció en su momento, que el Centro de Salud del Rabaloche empezaría a construirse en breve. Claro está, eran los momentos previos a la campaña de las municipales, aunque el candidato Bascuñana, creo recordar, también lo anunció. Este, el del Centro de Salud del Rabaloche, es, como el de la plaza de toros, uno de esos asuntos recurrentes que se sacan a pasear de vez en cuando, aunque lo cierto es que los vecinos del barrio más antiguo de la ciudad siguen pasando consulta en barracones junto a la Casona de la Esquina del Pavo, como si se tratase de ciudadanos de Segunda División. Hablo de instalaciones, no de médicos.

No recuerdo que se haya puesto la primera piedra del deseado y reivindicado Centro de Salud, no lo recuerdo, pero si no se ha puesto esa -la primera- mucho me temo que la segunda y, sobre todo, la última, no tengan fecha de colocación, a no ser que se obre el milagro y aparezca un lustroso edificio por arte de "birli birloque" o que el mago Tamarit haga un juego de manos -¡que no de villanos!- para dotar al Rabaloche de una infraestructura largamente reivindicada. Los chicos de la franja litoral -no diré costa- necesitan -y es cierto- más atención y solicitan infraestructuras, pero, llegados a este momento, me sacude/golpea la sien una duda y me pregunto: ¿si en barrios de la Villa y Corte hay necesidades y carencias urgentes, qué no faltará en las playas?. Recordemos que las urbanizaciones costeras aportan, anualmente, mucho dinero en las arcas municipales y sin embargo no ven que esto les suponga mejoras.

¿Tendremos que buscar a undefensor del pueblo olezano para que tire de las orejas a nuestros gobernantes?. Oye, si hay que hacerlo, se hace y ni mil palabras más, porque al fin y al cabo, la que importa es la última piedra no la primera, aunque ésta da paso a las siguientes hasta llegar a la punta.