El Ayuntamiento de Almoradí tiene que ser un espacio aconfesional sin simbología religiosa. Así lo ha considerado el bipartito (PSOE e IU) que gobierna ahora la localidad, que ha decidido suprimir las cruces y tallas religiosas que decoraban algunas dependencias de la casa consistorial y que habían sido instaladas durante los mandatos del Partido Popular, que venía gobernando la localidad desde el año 1987.
Con el cambio de gobierno ha desaparecido una cruz de madera con un cristo que decoraba una de las paredes del salón de plenos y también las tallas de algunas vírgenes que estaban predispuestas en distintas estancias del consistorio. Fuentes del bipartito valoraron ayer que el Ayuntamiento debe de ser un espacio sin símbolos religiosos dado que es la «casa del pueblo» y no todos los vecinos son católicos, sino que hay muchos que no son creyentes y otros que pertenecen a otras religiones. Por todo ello opinaron que el salón de plenos «que es el espacio donde se reúnen los representantes de los ciudadanos tiene que quedar libre de cualquier símbolo religioso».
Durante la celebración del pleno de investidura de la legislatura de 2011, ese mismo salón de plenos registró momentos de tensión cuando la edil de Izquierda Unida, María Jesús Pérez, exigió que se retirara la cruz que se había predispuesto en la mesa en la que los ediles juran o prometen su cargo, provocando abucheos y aplausos entre el público. En el mismo pleno de 2015 esta situación no se repitió dado que esa vez los grupos municipales expresaron por adelantado si querían que el crucifijo permaneciera o no en ese momento, siendo el PP y Ciudadanos los que decidieron que sí y el PSOE e IU los que optaron por que se retirara.
