Orihuela vuelve a ser feudo del Partido Popular (PP) y no sólo el más importante de la Vega Baja, sino en la provincia donde, tras Benidorm, es la segunda Alcaldía por número de habitantes. El «milagro» -10.652 votos, un 36% del electorado y 4.000 menos que hace cuatro años- es de Emilio Bascuñana, quien entre procesión y procesión a lo largo de este fin de semana tendrá que comenzar a plantearse cómo gobernar en minoría mediante pactos puntuales sin que lo echen (tiene once concejales de un plenario de 25), algo que a priori parece fácil por ahora y más tras escuchar los discursos que ayer ofrecieron en la sesión de investidura los dos partidos de izquierdas que tienen que ponerse de acuerdo para comenzar a hablar de mociones de censura: PSOE (8 ediles), con Carolina Gracia; y Cambiemos Orihuela, con Karlos Bernabé (2). Sólo Ciudadanos, con Juan Ignacio López-Bas le hizo una oferta al nuevo alcalde y en estos términos: «Conduzca el vehículo con mano firme y nos encontrará». Mientras que todo esto se resuelve, el nuevo regidor se dedicó a loar al hasta ayer alcalde de la ciudad, Monserrate Guillén (Los Verdes), en un digno gesto pero que tiene otra lectura y, máxime, si se tiene en cuenta que mientras el ecologista ha aguantado estos cuatro años a duras penas en la Alcaldía y en minoría el PP se ha ido desmenuzando y, gracias a ello, Bascuñana es ahora su hombre fuerte.

La sesión comenzó puntual a las doce con el secretario Virgilio Estremera como protagonista y con José Hernández y Víctor Ruiz (ambos del PSOE) como integrantes de la mesa de edad. Cerca de un centenar de personas por invitación -el salón de plenos se queda pequeño para estos actos- asistía a la sesión de investidura que se liquidó en 37 minutos en su primera fase: conocer el desenlace; y en poco más de una hora hasta quedar vacía tras los discursos.

De los cinco partidos del plenario cuatro presentaron candidato: PP (Emilio Bascuñana), PSOE (Carolina Gracia), Ciudadanos (Juan Ignacio López-Bas) y Cambiemos Orihuela (Karlos Bernabé). Pepa Ferrando (Foro Demócrata) no se ofreció como regidora y, de hecho, votó en blanco. En una urna se depositaron los 25 votos -hace cuatro años fue a mano alzada- y cada partido votó a su candidato. Al no obtener ninguno mayoría absoluta fue designado el aspirante de la lista más votada, la de Bascuñana.

A continuación cada formación se dirigió al que ya era nuevo alcalde en una breve alocución y allí se pasó de lo que tendría que ser un mero formalismo cuasiprotocolario a un intercambio de golpes perfectamente planificado. Karlos Bernabé definió al PP como una «estructura corrupta», sin distinción, y aseguró que ha hecho durantes los últimos años mucho daño a Orihuela, que es un gobierno de «mentiras» que ahora vuelve al Palacio del Marqués de Arneva «es el invierno, y nosotros somos el germen de la primavera» y concluyó reiterando que «nos va a gobernar un partido cuya estructura está corrupta, es una falsa renovación política».

Alusiones

La socialista Gracia optó por un discurso leído, con claras alusiones a Cambiemos al que culpó de la falta de acuerdo para un gobierno de izquierdas con frases como: «Hay quien ha preferido que sean los conservadores los que rijan los destinos de Orihuela» o que «la mayor de las corrupciones es señalar al corrupto y ponerle después en esa presidencia». Gracia también tendió puentes al grupo popular en asuntos que sabe que ellos han dejado sin resolver esta legislatura, caso del Plan General de Ordenación Urbana u ordenanzas como la de Transparencia, asegurando que los socialistas no harán lo mismo que los populares la pasada legislatura de anteponer el «no» al diálogo. También se apuntó el tanto de haber ayudado este mandato que ahora terminar a «destronar la mancha de la corrupción en Orihuela». El PSOE, por lo visto ayer, no pondrá problemas por ahora a la gestión a la espera de saber también qué va a hacer el Partido Popular con algunas de las «patatas calientes» que le ha dejado sin resolver en este final de legislatura y que van desde resolver el incumplimiento de pagos de la ORA o de la empresa de los chiringuitos, asuntos de los que no se ha vuelto a saber desde hace meses con la justificación que estaban en manos de los técnicos.

Por su parte, Juan Ignacio López-Bas abrió una vía de diálogo desde el trabajo para obtener el progreso de la ciudad en un discurso que tenía intención de parecer una oferta sincera aunque la sensación que dio es que durante estas tres semanas él y Bascuñana se han sentado poco para hablar de pactos de gobernabilidad. «Se trata de ponerse a trabajar y de que los concejales dejen la mentira, insidia y calumnia como única arma política». Por último, Pepa Ferrando dio una pincelada de a qué se va a dedicar este mandato a tenor de que, a día de hoy, su voto vale bien poco -aunque cuatro años son muy largos- sin poder evitar referencias a que Bascuñana está en el puesto que a día de hoy ella sigue considerando que sería el suyo: la alcaldesa de Orihuela por el PP, partido que la echó el pasado mes de febrero por sus imputaciones que, a día de hoy, la han acercado al banquillo de los acusados.

El portavoz del PP ayer durante la sesión de investidura fue Rafael Almagro, aunque todo hace prever que este cargo será ocupado por Francisco Sáez Sironis, éste como más tarde haría el candidato popular, agradeció la labor de Guillén -sentando en primera fila durante el pleno, como un ciudadano más- y abogó por convertir el salón de plenos -pese a todo lo que ya se había escuchado hasta ese momento- en un «foro de debate constructivo. Queremos tender la mano a todos, por encima de intereses partidistas» para que a lo largo de estos cuatro años y cuando concluya el mandato, «tengamos una Orihuela más dialogante y satisfecha de sus políticos».

Como es tradicional, fue el nuevo alcalde el que cerró las intervenciones. El discurso de Emilio Bascuñana dejó entrever en varios momentos y entre líneas que él no es el PP que hasta ahora se ha conocido: «Hay que devolver la honorabilidad a esta sala, que nunca debió perder» y nadie pensó que se estaba refiriendo al mandato que ahora concluye. «Hoy empieza una nueva etapa marcada por el cambio en la política que pide la ciudadanía. Una nueva forma realista y sincera de hacer política basada en la transparencia, el diálogo y la participación donde sensatez, rigor, seriedad y ejemplaridad sean los valores que nos guíen». Añadió que su labor es «trabajar con determinación, tesón y perseverancia para mejorar el legado que nos cede la anterior Corporación, a la que reconoció el esfuerzo y a la que felicitó por los logros conseguidos.

Así mismo, el popular apuesta por la «honestidad, honradez y ejemplaridad como signos de identidad de Orihuela» y que la educación sea «algo más que un derecho, una realidad que nos lleve a recuperar los valores esenciales de la convivencia y mejore la formación y permita el progreso. Somos unos privilegiados por trabajar por los demás», añadió al tiempo que abogó por una serie de políticas caracterizadas por «transparencia, seriedad, rigor y ejemplaridad» y, como hizo durante la campaña política, repitió hasta la saciedad la palabra «trabajo» y el honor que le suponía a un oriolano la posibilidad de encabezar el Ayuntamiento de la ciudad, con todo aquello que hace a este municipio algo único. Suya es ahora la oportunidad de demostrarlo.