Un hombre de 78 años y una mujer de 82 -que vivían juntos aunque no eran pareja- resultaron ayer heridos graves por la explosión provocada por una fuga de gas butano en una vivienda unifamiliar situada en la huerta oriolana, concretamente en el Raiguero de Poniente que se encuentra en la pedanía de La Aparecida. A pesar de que la onda expansiva destruyó prácticamente toda la vivienda, las dos personas que se encontraban en su interior pudieron ser rescatadas minutos después por una unidad de la Policía Nacional que se trasladó rápidamente hasta el lugar de los hechos al encontrarse de patrulla muy cerca del suceso, ocurrido en el número 3 de la calle Velázquez.

El herido más grave es Carmelo V. R. de 78 años, quien tuvo que ser atendido en el lugar de los hechos por una unidad del SAMU y estabilizado antes de proceder a su traslado en un helicóptero medicalizado hasta el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, el centro hospitalario más cercano con unidad de Quemados, aunque horas más tarde se procedió a un nuevo traslado, esta vez a la UCI del Hospital de Alicante, donde, al cierre de esta edición su pronóstico era reservado, según explicaron fuentes sanitarias a este diario, debido a las quemaduras en cerca del 40% de la superficie de su cuerpo y a un traumatismo craneoencefálico.

La mujer herida en el suceso es María C. G., quien fue trasladada al Hospital Vega Baja en estado grave funcional con un traumatismo craneoencefálico, una pierna rota y diferentes contusiones en la cara y en las manos originadas principalmente por el desplome del techo y de las paredes, los médicos podrían darle el alta hoy mismo, según informaron sus familiares.

Investigación

Al parecer y según las primeras investigaciones de los Bomberos, la fuga de gas de una bombona sería la causa de la explosión, que podría haberse producido al encender un mechero, ya que Carmelo es fumador habitual. El hecho de que este se encontrase en otra habitación distinta a María, explicaría la gravedad de sus lesiones y de las quemaduras. En cualquier caso, una unidad de la Policía Científica y la Policía Nacional recogió pruebas ayer entre los escombros para tratar de esclarecer de forma definitiva las causas del terrible accidente.

La magnitud de la explosión fue tal que la onda expansiva causó daños en numerosas viviendas colindantes, originando la rotura de cristales, persianas, ventanas e incluso desperfectos en varios vehículos aparcados en las inmediaciones de la vivienda. Algunos vecinos apuntaban a que, incluso, la explosión provocó caídas de lámparas, cuadros y otros elementos del mobiliario en las proximdades. Una de las viviendas más afectadas se encuentra justo enfrente de la casa donde se produjo la explosión. En ella reside la hija de la herida y su familia. La puerta de este inmueble saltó por los aires como consecuencia de la onda expansiva, destrozando incluso las macetas de cerámica que adornaban la fachada.

Hasta la pedanía oriolana se trasladaron a media mañana de ayer el alcalde accidental, Antonio Zapata, y el edil de Infraestructuras, Víctor Ruiz, quienes se comprometieron a que ayer mismo comenzarían los trabajos de retirada de los escombros en las inmediaciones de la vivienda, así como a reparar los daños más graves en otras casas cercanas «para que el suceso salga lo antes posible de la memoria de familiares y vecinos».