Miles de pequeños recibieron anoche a los Reyes Magos con las cabalgatas que recorrieron los municipios de la Vega Baja y muchas de sus pedanías. Los niños acompañados de sus familias recibieron entre vítores, aplausos y algunas lágrimas de emoción a los entrañables Reyes Magos antes de acostarse a dormir con la ilusión de despertar rodeados de sus regalos.

Un imprevisto en una de las carrozas reales dejó ayer al rey Baltasar a pie de calle -en su sentido más literal- en la cabalgata de Torrevieja. El «fallo mecánico» no pareció afectar en absoluto al monarca de procedencia subsahariana, que optó sin problemas por la proximidad con el pueblo y desplegó su mejor sonrisa ante los miles de personas que jalonaron el recorrido de la comitiva Real. Aunque al numeroso público infantil le pasó algo desapercibida tanto su presencia como el generoso gesto de Su Majestad, que caminó confundido entre el séquito y los músicos que solemnizaban el desfile por las calles de la ciudad. Nuevos aires se notan también en las maneras de los Magos de Oriente. La avería en el vehículo real, que ha quedado ya registrada en el anecdotario de las cabalgatas torrevejenses y en los chats de las redes sociales de la localidad como no podía ser de otra forma, no restó sin embargo un ápice de ilusión a los grandes protagonistas de la noche, que no tuvieron inconveniente en esperar lo que hiciera falta para ver de cerca a los Reyes Magos. Y eso son palabras mayores para los más pequeños.

A las seis de la tarde arribaron al puerto los monarcas de Oriente, aunque desde una hora antes cientos de personas ocupaban ya los lugares más estratégicos del amplio espacio portuario, paseo del dique de levante incluido, para no perder detalle de la llegada más esperada del año. Son los mismos de siempre, pero los tres Reyes Magos, continúan perteneciendo a esa clase de monarquía que nunca falla. Y tampoco fallaron ayer, aunque del puerto a la Iglesia, pasando por la Ermita, Baltasar fuera andando.

Abrieron desfile los feriantes que repartieron caramelos y juguetes. No faltaron tampoco soldados, bailarinas, sirvientes y una fracción de la legión romana con su debido acompañamiento de percusión y viento mientras, como novedad, un castillo de fuegos artificiales daba la bienvenida a los Reyes de los deseos. Aunque entre el público se escuchara a algunas mamás y papás comentar algo de la crisis mientras los peques estiraban sus bolsas de plástico para recoger caramelos. En la noche más mágica, lo único que no falla nunca es la ilusión.

En Orihuela fue un espectáculo de danza de la escuela de Ana Belén Navarro el que abrió la mágica cabalgata de en la que participaron Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Vestidas con trajes que simulaban muñecos de nieve y con una coreografía basada en los acordes del clásico «All I want for Christmas is you», las bailarinas dieron paso a un grupo de simpáticos duendes que repartieron regalos a los miles de niños que acudieron a disfrutar del desfile. En esta ocasión y como medida de seguridad, los organizadores colocaron una valla de tela de medio metro de altura a ambos lados de todo el recorrido para evitar que los menores cruzaran a la calzada para hacerse con alguno de los cerca de 20.000 regalos que se entregaron o para poder acercarse a los personajes animados de sus series favoritas como Piolín, Winnie de Pooh o Mickey Mouse, entre muchos otros. La presencia de agentes de la Policía Local para garantizar la seguridad fue constante. Los protagonistas de La bella y la bestia fueron quienes precedieron a la carroza del rey Melchor al son de la banda sonora de la citada película de Disney. Por su parte, Gaspar estuvo acompañado de un espectáculo basado en Mary Poppins, una puesta en escena que hizo tanta ilusión a los pequeños como a los mayores, puesto que se trata de un largometraje que precisamente este año celebra el 50 aniversario de su estreno. Como viene siendo habitual, Baltasar fue el último de los reyes en salir a escena, también sobre una carroza, y arropado por los personajes de Alicia en el país de las maravillas. Todo con un recorrido multitudinario desde el Parque de la Ocarasa, que fue el punto de salida, y hasta la calle Alfonso XIII.