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Hallan una especie invasora de cangrejo azul en la desembocadura del río Segura

Es la segunda confirmación en el Mediterráneo español de la presencia de este crustáceo americano - El ejemplar, de 20 centímetros de ancho y medio kilo de peso, ha sido capturado en Guardamar

La desembocadura del río Segura en la que se ha producido el hallazgo Juan Antonio Pujol

Los pescadores aficionados torrevejenses Juan Manuel Baños Abellán y Alejandro Baños Campillo han realizado una curiosa captura en la desembocadura del río Segura en Guardamar. Enredado en el sedal pescaron un cangrejo de tonos verdosos, patas azul zafiro y gran tamaño. La identificación inicial ha sido confirmada ahora por el biólogo Juan Antonio Pujol. Es un macho de cangrejo azul americano (Callinectes sapidus), de 20 centímetros de anchura, 9 de largo y medio kilo de peso. No es nuevo en el Mediterráneo. Pero sí es la segunda cita confirmada en costas peninsulares de esta robusta especie invasora que ya en 2013 también fue localizada en el Delta del Ebro.

Según explica Pujol el cangrejo azul es originario de las costas atlánticas americanas, desde Canadá al norte de Argentina, y ha establecido poblaciones también en algunas zonas costeras del Mar del Norte, en Japón y principalmente en la cuenca oriental del Mediterráneo. En su lugar de origen ocupa zonas estuáricas, lagunas costeras y desembocadura de ríos, que pueden remontar gracias a que es una especie que tolera muy bien amplios rangos de salinidad y temperatura del agua. Por eso a nadie extraña su adaptación al tramo final del río Segura donde se mezclan las aguas dulces con las marinas, un hábitat apropiado para su establecimiento como nuevo residente.

De momento se desconoce su abundancia, cómo ha llegado a la desembocadura y la viabilidad a largo plazo de esta población. Son necesarios estudios específicos y un seguimiento estacional de la especie. Pero tiempo al tiempo. La forma de dispersión más aceptada para los ejemplares encontrados en el Mediterráneo se relaciona con el transporte de larvas o juveniles en el agua de lastre que utilizan los barcos mercantes. Pero tampoco se descartan otras como la deriva larvaria por corrientes o incluso su introducción de manera intencionada. Hay que tener también en cuenta que esta especie de cangrejo presenta una importante capacidad natatoria gracias a la adaptación del quinto par de patas, por lo que sus movimientos de dispersión por el mar también son factibles en estado adulto. Pujol también contempla que el llamativo cangrejo, que dio un buen susto a sus pescadores, podría estar establecido ya en otros lugares costeros de la Comunidad Valenciana y de las costas mediterráneas en general.

Tampoco se sabe, a día de hoy, el impacto que esta especie introducida pueda tener en el ecosistema de la desembocadura del Segura, en donde se alimenta de una amplia variedad de presas como bivalvos, otros crustáceos, poliquetos, pequeños peces, material vegetal -los pescadores lo atraparon con un pequeño mujol-. Pero no todo son condiciones favorables para el crustáceo azul. El mismo sirve de alimento a garzas, martinetes, cormoranes e incluso probablemente a las recientemente descubiertas nutrias a unos pocos kilómetros aguas arriba, en Rojales. Fauna recuperada a la par que se recuperaba el estado ambiental de las aguas del río, ayudada por la lámina de agua permanente en toda la desembocadura tras las actuaciones de la Confederación Hidrográfica la década pasada.

El citado biólogo torrevejense Pujol y la bióloga alicantina del Centro de Ciencias del Mar del Algarve (Portugal) Mercedes González-Wangüemert, publicarán próximamente los resultados de sus investigaciones preliminares sobre la presencia de este cangrejo en el Segura.

Hasta que se conozcan sus conclusiones la preocupación sobre el impacto de la presencia de esta especie son relativos, de momento. Cuenta con depredadores naturales y, lo que quizás resulte más determinante para su futuro en el sureste del Mediterráneo, tiene valor económico y comercial. Es muy apreciado por su carne dulce y tierna. Hay pesquerías especializadas en este tipo de marisco en los Estados Unidos y Sudamérica. Así que los pescadores que lo encontraron en Guardamar podían haberlo dejado para la cena de Navidad. Pero prefirieron compartir su descubrimiento.

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