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Orihuela

Un final que se veía venir

El derrumbe de parte del techo de la casa del minero despierta la indignación de los vecinos

Un final que se veía venir

La casa del minero, en el monte de San Antón ha visto derribadas, literalmente, sus esperanzas de convertirse en Bien de Interés Cultural (BIC) tal y como pretendía el equipo de gobierno bipartito de Orihuela (PSOE y Los Verdes) tras el desplome hace algo más de un mes de parte del techo de una de las obras patrimoniales más necesitadas de protección.

La madrugada del domingo 28 de septiembre las fuertes lluvias desplomaban parte del techo de esta construcción, tan solo tres meses después de que el edil de Patrimonio, Manuel Gallud (Los Verdes) anunciase que desde el Consistorio tenían previstas las obras de adecuación y mejora de esta construcción y que tan solo faltaba la firma del interventor, Fernando Urruticoechea, para adjudicar los trabajos, con un importe de 12.000 euros.

Sin embargo, las soluciones llegan tarde. Y lo más grave, desde que se desplomó parte del tejado a finales de septiembre aún no se ha realizado ninguna labor de mantenimiento, adecuación o refuerzo por parte del Ayuntamiento, tal y como reclaman los vecinos, que, además de lamentar la pérdida de la histórica construcción «no hacen nada para que el destrozo sea aún mayor, pues ya no es solo que pueda otro troza más del tejado, es que una de las paredes ya ha empezado a inclinarse, es cuestión de tiempo que también caiga, y puede pillar a alguien debajo, pues por aquí viene mucha gente de visita, sobre todo los domingos o los días de fiesta», explican.

La situación en la zona, según ha podido constatar este diario, es de total abandono. Una de las puertas que dan acceso a la casa del minero, que está en ruinas, se encuentra completamente desplomada, de forma que cualquiera puede acceder al interior de la construcción, con los problemas de seguridad que conlleva. Los restos del desplome siguen en el interior de casa, e incluso fuera, en los alrededores, se acumulan montañas de escombros generadas tras la caída.«Aquí nadie hace nada, solo vienen cuando hay elecciones, a pedir el voto. Han dejado que se pierda todo, sin hacer absolutamente nada, es una pena», lamentan vecinos de la zona, mientras contemplan con resignación cómo la situación empeora cada día

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