En agosto de 2013, el intendente jefe, José María Pomares, remitió un informe de 25 folios a la Concejalía de Infraestructuras, realizada por la unidad de Atestados en el cual se exponían, «todas las anomalías observadas en el polígono». El documento se envió íntegro a la entonces concejala, Antonia Moreno. En él se califican de grave las anomalías, que son las siguientes: «1. Deficiencias en la señalización (prácticamente, la totalidad de las intersecciones de las calles se encuentran sin señalizar o con señalización deficitaria); 2. Las placas con los nombres de las calles están ubicadas en puntos donde no son fácilmente visibles; 3. Farolas defectuosas o arrancadas de su base; 4. Aceras llenas de maleza; 5. Asfalto deteriorado, numerosos socavones y piedras sueltas; peligrosas sobre todo para ciclomotores; 6. Aceras inaccesibles y difícilmente transitables; 7. Señalización vertical deteriorada u oculta por la vegetación; 1 8. Señalización horizontal borrada (paso de peatones y líneas de separación de carriles). M. A.
