El aspecto turístico de la costa oriolana, con sus miles de viviendas residenciales, las playas, el sol y los centros comerciales, también se da de bruces con la realidad. La realidad económica. Cáritas de Orihuela Costa atiende cada semana las carencias de 90 familias en lo más básico: la alimentación. Y el número va en aumento según los responsables de la gestión del modesto banco de alimentos que se distribuye entre las cuatro parroquias y el centro ecuménico del litoral oriolano.

Hay muchos españoles pero también británicos, alemanes, holandeses, portugueses, italianos, búlgaros además de una amplia población magrebí. Hasta once nacionalidades. La distribución de comida se realiza tres días a la semana y los casos se analizan uno a uno.

En Orihuela Costa están empadronados más 30.000 vecinos, a lo largo y ancho de 15 kilómetros de litoral y en zonas interiores. La crisis se cebó en vecinos residentes en la zona y que antes trabajaban sobre todo con subcontratas de la construcción. Y aunque las grúas vuelven a despuntar en el horizonte entre un mar de casas adosadas, lo cierto es que el número de solicitantes de ayuda no se reduce. Aumenta, según explicaba Luis Carcedo, uno de los responsables de la gestión de esta ayuda de Caritas y que coordinaba ayer, con el apoyo de otros muchos colaboradores, la llegada de alimentos a través de la iniciativa del «cubo de agua» en la parroquia del Cristo Resucitado de La Zenia. «Los que nos visitan se sorprenden de que exista un problema de tantas familias en precario en Orihuela Costa. Pero aquí vive gente todo el año y es un sitio como cualquier otro, donde los vecinos necesitan ayuda», señaló Carcedo. Esa falta de recursos incluso se ha dejado notar en los últimos años en los dos colegios públicos del litoral, en los que algunos padres no pueden abordar el coste del servicio de comedor. Por ejemplo, durante este mes de septiembre o en junio, esos centros no dan servicio de comedor, porque no están becados y pocos padres se pueden permitir pagar el recibo completo.