A las 12 de la mañana comenzaba la misa por el asesinato de Yolanda Aniorte. La iglesia de Santa Justa -donde fue bautizada en 1974-congregó a familiares y amigos, pero también a muchos vecinos de Orihuela que condenaron su muerte presuntamente a manos de su marido. El padre Satorre, durante el funeral, hizo un llamamiento para que «sea la última, y no un número más en la estadística, un accidente».

Unos 45 minutos después, el féretro de Yolanda salía de la Iglesia tras ser despedido uno a uno por todos los asistentes, cuyas miradas reflejaban el dolor y la tristeza. Tres coronas de flores de sus familiares y de los Moros Almoravides de Orihuela, comparsa a la que pertenecía desde hacía años, cubrían el coche fúnebre.