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Callosa y Rojales aumentan a 60.000 m2 sus cultivos de cáñamo

Dos empresas subvencionan plantaciones con los agricultores y garantizan la compra del producto final

Callosa y Rojales aumentan a 60.000 m2 sus cultivos de cáñamo

Los cultivos de cáñamo plantados en los municipios de Callosa de Segura y Rojales durante esta temporada se han multiplicado hasta los 60.000 metros cuadrados gracias a dos empresas del sector que están subvencionando a agricultores locales la puesta en marcha de estas plantaciones.

La buena calidad de las fibras que se obtienen en este área gracias a las favorables características del clima y la tierra de la Vega Baja ha animado a varios cultivadores a sumarse a esta experiencia que está devolviendo a la comarca la que fue uno de las plantaciones estrella durante décadas. El fundador y director honorífico del Museo del Cáñamo y presidente de la Escuela de los trabajos artesanales del Cáñamo, Roque Albert, explicó que la mercantil «Fénix Cáñamo» ha cerrado acuerdos con varios agricultores a los que les ofrecen unas condiciones muy favorables para animarles a sumarse al proyecto: es la empresa la que aporta las semillas y antes de comenzar la plantación se firma un contrato con el que se garantiza que el producto se comprará cuando esté listo. Es por ello que responsables de la mercantil realizan visitas periódicas a las parcelas de cultivo para constatar que todo marcha conforme a lo previsto mientras crecen estas plantas fibrosas.

Esto supone un importante acicate para los agricultores que se han decidido a plantar cáñamo durante esta temporada debido a que si todo sale conforme a lo previsto la venta final está asegurada. La planta, una vez procesada, se utiliza para la elaboración de múltiples productos que van desde fibras textiles y cuerdas de gran resistencia, hasta aislantes para la industria de la construcción, aceites o cosméticos. En todo este proceso, los agricultores están siendo apoyados por la Escuela del Cáñamo, que asesora e instruye a los cultivadores más jóvenes a través de esta mercantil y, a cambio, obtienen después una pequeña cantidad de fibras que son utilizadas para sus actividades culturales de recuperación y difusión de todos los trabajos artesanales ligados a los oficios del cáñamo.

Sobrevivir

Precisamente, la escuela organizó ayer una nueva demostración. El objetivo de esta actividad es seguir dándole continuidad a estos trabajos que pueden llegar a desaparecer porque las personas que se dedicaban a trabajar el cáñamo en la Vega Baja están desapareciendo. De hecho, los monitores de la escuela son muy mayores y necesitan un relevo para seguir adelante y poder mantener la principal industria artesanal de Callosa.

La demostración tuvo lugar en la Plaza del Calvario por encontrarse en uno de los tradicionales barrios del municipio donde habitan personas que trabajaron el cáñamo de jóvenes. El objetivo de la escuela y su presidente era llamar la atención de los más jóvenes para que aprendan cada una de las fases por las que pasa el cáñamo antes de convertirse en cuerdas y redes y así que no se pierda esta artesanía que es parte de la cultura callosina. De hecho, durante la actividad se inauguró una pequeña rueda de hilar que han realizado los artesanos de miniaturas Antonio Dols y José Luis Maciá con el objetivo de que sea fácil de transportar a colegios o otros lugares para enseñar el oficio a aquellos que quieran aprenderlo.

Asimismo lo que se buscaba desde el Museo del Cáñamo era seguir demostrando que esta actividad se merece la declaración de Bien de Interés Cultural, una solicitud que ha realizado el Ayuntamiento «y que está a punto de entrar en la Conselleria de Cultura».

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