Los temporales marítimos registrados durante este invierno han obligado a los propietarios de las casas de la playa de Babilonia a colocar nuevas escolleras de piedras y arena a modo de barrera frente a las viviendas. Es la única forma de protegerlas del oleaje que golpea y debilita los cimientos de las edificaciones. No es la primera vez que los vecinos colocan elementos de este tipo y tampoco es la primera vez que este hecho es motivo de refriega política entre gobierno y oposición. Mientras los socialistas han salido a la palestra informativa para instar a la alcaldesa a «denunciar públicamente esos vertidos de piedras y a hacer fuerza ante las administraciones competentes para evitar que estos hechos se vuelvan a repetir», la regidora, Carmen Verdú (PP), replica que dicha situación también la sufrieron ellos cuando gobernaban y defiende que solo se puede acabar con esta problemática conociendo por qué se produce este fenómeno y atajándolo.
Abordar cuál es el motivo por el que la arena de un kilómetro de costa desaparece mientras el mar gana terreno y pone en peligro las casas es la pretensión del Ayuntamiento, que ha encargado ahora un estudio sobre las causas de esta regresión para poder actuar frente a una problemática que trae de cabeza a los afectados desde hace años.
La alcaldesa guardamarenca y el concejal de Obras y Puerto, Jesús Huertas, se han desplazado recientemente a la Dirección General de Costas y del Mar para abordar esta cuestión. Verdú explica que además de impulsar un proyecto de estudio desde el Ayuntamiento, el Ministerio de Medio Ambiente también se ha comprometido a estudiar las causas y posibles soluciones técnicas para planificar cómo actuar para proteger el tramo de la playa Babilonia, el mantenimiento de la misma y concluir qué se puede exigir a los propietarios de las viviendas afectadas.
Una vez que se conozca el resultado de estos estudios, la primera edil explica se volverá a reunir con los responsables de Costas para acordar soluciones que tanto los vecinos como el gobierno municipal esperan que sean, esta vez sí, definitivas.
Lo cierto es que el problema de la colocación de escolleras es de difícil solución porque, de un lado, el Ayuntamiento entiende que los vecinos que cuentan con estas propiedades emplazadas en primerísima línea de playa intenten hacer todo lo posible por salvaguardar sus viviendas, aunque por otro lado entiende que no se puede convertir en una práctica habitual y descontrolada que afea sobremanera el paisaje y dificulta el paso de los visitantes. Además, cabe recordar que una sentencia del TSJCV en 2005 autorizó en un caso puntual el vertido de dichas piedras a uno de los afectados para proteger su casa del vendaval marítimo, algo que, de alguna manera, ha sido interpretado por muchos de los propietarios como un fallo que les legitima para actuar cuando la virulencia de las olas afecta a sus propiedades.
Las casas de Babilonia, emplazadas en dominio público marítimo, tienen concesiones de uso que expiran desde el año 2018, pero la aprobación de la nueva Ley de Costas y su falta de desarrollo reglamentario motiva que los propietarios todavía no sepan si podrán renovar estas concesiones y seguir disfrutando de las viviendas. Eso si el mar no sigue adentrándose y las arrasa antes.
