E l Plan Especial de Sequía elaborado por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS); y aprobado en marzo por el Consejo del Agua de Cuenca prevé unos valores «inadmisiblemente bajos de caudal ecológico» e introduce restricciones de agua sobre todo en las huertas tradicionales como la de la Vega Baja.

Así lo denuncian colectivos conservacionistas en un informe remitido a la CHS que recoge una serie de propuestas para que se incorporen en el documento de sequía que tiene que aprobar definitivamente el Ministerio de Medio Ambiente.

Ecologistas en Acción, Caralluma y la Plataforma Cívica Comarcal del Agua del Noroeste, entre otras, consideran que la reducción del caudal ecológico no está acompañada de bases científicas rigurosas que demuestren la compatibilidad de las mismas con el mantenimiento de los ecosistemas acuáticos y de toda la biodiversidad asociada a los mismos.

Consideran «inaceptable» que en situaciones de sequía una de las medidas que puedan adoptarse sea la reducción del caudal ecológico cuando en aplicación de la Directiva Marco del Agua el objetivo general de la planificación y gestión del agua «debe orientarse precisamente a mantener el buen estado ecológico de las aguas».

Estos colectivos ecologistas critican que ante situaciones de sequía las más perjudicadas son, sobre todo, las huertas tradicionales. «Son las que primero y en mayor medida sufren las restricciones de agua», mientras que por otro lado se continúa «sin problemas» la producción agrícola de las fincas abastecidas con aguas subterráneas, muchas de las cuales han sido o son responsables de la sobrexplotación de los acuíferos.

En este sentido, se apostilla que en muchos casos este tipo de regadíos con aguas subterráneas y «especulativos» no están en manos de pequeños agricultores de tipo familiar y que se encuentran en muchos casos en situación irregular.

Pese a ello, según afirman, no se han visto obligados por parte de la administración hidráulica a reducir sus extracciones «medida que sí se han visto obligados a aplicar los regadíos tradicionales», apuntan estos colectivos.

Por otro lado, exigen que desaparezcan determinados pozos de sequía, sobre todo aquellos que impiden una rigurosa fiscalización de los caudales extraídos y su destino final ya que ante la elevada interconexión hidráulica existente «es muy difícil diferenciar» entre las distintas fuentes de agua utilizada en determinadas zonas así como sus aplicaciones reales finales.