Su preocupación por la alimentación llevó a la licenciada en Ciencias Ambientales Karen Alexander a cultivar su propio huerto para poder comer frutas y verduras sin que hubiesen sido tratadas con pesticidas o insecticidas. Sin embargo, se dio cuenta que aumentaba el número de personas que se decantaban por la agricultura ecológica por lo que empezó a venderles los productos que le sobraban. Ahora, tres años después, y con Maite Gómez y Encarna Larrosa como socias, su pequeña empresa «A pleno sol» se ha convertido en una de las principales proveedoras de productos ecológicos de Orihuela.
Alexander comenzó cultivando en su huerto particular pero la cesión de forma desinteresada de un terreno en el Molino de la Ciudad por un particular le ayudó a aumentar su producción ya que «tiene una dimensión de 3.000 metros cuadrados». Asimismo, ella y sus socias valoran de forma muy positiva que contara con la instalación de riego por goteo ya que es «mucho más eficiente». Para estas empresarias, el cultivo y venta de productos ecológicos es realmente una afición porque aunque Larrosa esté desempleada, Gómez y Alexander trabajan en academias particulares. De esta forma, sacan el tiempo que pueden para cultivan frutas y verduras de temporada tratando el terreno de una manera adecuada ya que cuando recogen un cultivo, dejan descansar ese tramo «para que la tierra pueda recuperar sus nutrientes algo que no ocurre con la agricultura tradicional».
Sin embargo, esta no es la única medida que toman para que sus productos sean totalmente ecológicos ya que para abonar la tierra solo utilizan abono natural (estiércol) y no combaten las plagas con pesticidas sino intercalando los cultivos «porque cada plaga ataca un producto, si los mezclamos evitamos que se propague». Aún así, para proteger su huerto, también combaten las plagas utilizando bacterias que hacen enfermar a los insectos, «es una lucha biológica».
Modo de trabajo
Aunque en España son pocos los consumidores de fruta y verdura ecológica pese a que es el país que más exporta este tipo de productos, «A pleno sol» tiene una media de entre veinte y veinticinco clientes a la semana ya que esta sociedad vende sus productos semanalmente en una cesta con los productos que las agricultoras han recolectado durante siete días y que tiene un precio de diez euros. Cada semana recogen los cultivos que están listos y avisan a sus clientes de los productos que están disponibles en la cesta a través de un correo electrónico. «Cada vez tenemos unas frutas y verduras pero solemos introducir de todo un poco y si a algún cliente no le gusta un tipo de verdura se la cambiamos por otra que tengamos disponible sin ningún problema».
En algunos momentos, «no tenemos todos los productos necesarios para rellenar una cesta por lo que tenemos que recurrir a otros agricultores ecológicos de la zona». Estas productoras explican que existe una red de agricultores ecológicos «con los que colaboramos, no hay competencia». En este sentido, explican que la agricultura ecológica puede abarcar pequeñas zonas porque los cultivos no podrían satisfacer la demanda y comentan que su huerto puede cubrir Orihuela «pero no más» ya que señalan que también existen otros proyectos como el suyo en la comarca, en la vecina Región de Murcia y en otros puntos de la provincia como Crevillente y Elche.
Reparto
Tras recolectar los productos y tomar los pedidos de los clientes a través del correo electrónico, las agricultoras de «A pleno sol» llevan las cestas a los puntos de reparto más cercanos al consumidor. La empresa ha llegado a acuerdos con numerosos establecimientos de la ciudad entre los que destacan herbolarios, tiendas de ventas de productos ecológicos e incluso academias para poder dejar sus productos «y la verdad es que se portan muy bien con nosotras porque dejan que entren nuestros clientes entre la una y las dos del mediodía, cuando llega la cesta, o a cualquier hora de la tarde».
