Estos días en el pueblo no se habla de otra cosa. Fuera de micrófonos no es difícil encontrar a vecinos que admiten saber que se estaban realizando estas presuntas prácticas irregulares, pero esgrimen que nunca tuvieron pruebas de ello. Nadie denunció el fraude.

Varios de los agricultores que tienen fincas cercanas a las parcelas municipales en las que supuestamente se desarrollaban las tareas agrícolas dicen que allí no trabajaba nadie. De las 50 tahúllas rústicas que mantiene en propiedad el Ayuntamiento solo dos o tres registraban producciones de mandarinas. Al menos durante 2009 y 2010, la cosecha se vendió a una empresa de Orihuela que la recolectó con su propia plantilla de agricultores. Los lugareños señalan que algunas otras tareas como la fumigación de los campos o la retirada de malas hierbas las acometían un par de trabajadores del propio Ayuntamiento, nunca la supuesta plantilla de jornaleros fantasma.