Fue al final del pleno celebrado ayer en el Ayuntamiento de Torrevieja. El alcalde, Eduardo Dolón, cedió el turno de palabra al público asistente a la sesión y una vecina de la localidad se puso en pie y desplegó una pancarta que decía: «Por la dignidad de los derechos humanos. No al racismo institucional». La mujer expuso que a su hijo, de piel negra, le han identificado las fuerzas de seguridad en múltiples ocasiones sin motivo aparente cuando paseaba por las calles de la localidad por el simple hecho de ser de color, quejándose así de la dura ofensiva que la administración local ha emprendido para tratar de erradicar el fenómeno del «top manta» y sancionar a estos vendedores ambulantes.

«Ellos también necesitan comer» fue el principal argumento de la señora para criticar las «identificaciones masivas» que desde hace varios meses vienen sufriendo las personas negras que habitan en la localidad. La misma dijo que conoce a muchas de las familias senegalesas que se ganan la vida con la venta ambulante irregular y aseguró que debido a las sucesivas redadas para tratar de controlar la actividad apenas tienen dinero para dar de comer a sus hijos.

Esta torrevejense no fue la única que esperó pacientemente las cerca de tres horas que duró el pleno para quejarse de esta situación. Otra asistente tomó la palabra para denunciar que los enfrentamientos entre los agentes del Grupo de Refuerzo Operativo (GRO) de la Policía Local que persigue a los «manteros» están dando lugar a situaciones de «inseguridad».

«Tengo una familiar discapacitado y ya me dirán ustedes qué hago si cualquier día se encuentra en medio de una de esas revueltas y le pasa algo. ¿A quién reclamo yo?», se preguntó.

Aunque el regidor zanjó rápidamente las dos intervenciones, la señora de la pancarta se esperó junto a la puerta para proferir algunas descalificaciones a los miembros del PP, que en su mayoría abandonaron el habitáculo con gestos de descalificación hacia ella.