Dos en menos de diez horas. Los vecinos de la Vega Baja están habituados a los movimientos sísmicos leves, pero ayer el guión habitual se rompió porque fueron dos en menos de diez horas y, el segundo, de mayor intensidad. El primer susto fue a las 5.18 de la madrugada y alertó especialmente a los vecinos del corazón de la comarca, con un seísmo de 2,9 de magnitud y epicentro superficial, a cuatro kilómetros de profundidad, entre Rojales y Guardamar del Segura. Esas dos ciudades, San Fulgencio, Benijófar y Los Montesinos sintieron especialmente el temblor de unos tres segundos que también despertó a vecinos de Torrevieja y Orihuela Costa.

Pero cuando ya era el comentario general del día, la vibración y el sonido envolvente que la acompaña volvió a las 15.24 de la tarde con más fuerza. Esta vez la sacudida, con epicentro en San Fulgencio, muy cerca del yacimiento íbero del Oral, se dejó sentir en toda la comarca y el Baix Vinalopó, sobre todo al sur de Elche y sus pedanías, Santa Pola y Crevillent. La magnitud de este último fue de 3,2 grados, aunque su intensidad en poblaciones como Guardamar, San Fulgencio o La Marina fue de IV en una escala de doce grados que mide los efectos del temblor en las estructuras y que describe el temblor de ayer como "moderado". No se produjeron daños personales pero las policías locales de los municipios recibieron numerosas llamadas de vecinos, 20 en el caso de Elche, municipio que emitió un comunicado para informar sobre los efectos del temblor y pedir tranquilidad a los vecinos, y 15 en Torrevieja; sobre todo, para confirmar que efectivamente esa sacudida había sido un terremoto.

Riesgo sísmico

La Vega Baja es la segunda zona con mayor riesgo sísmico de la Península Ibérica después del sector granadino. La zona se sitúa en la terminación oriental de la falla Cádiz-Alicante y su sismicidad se enmarca en una amplia franja de centenares de kilómetros que discurre en dirección E-W entre las placas tectónicas euroasiática y africana. Es el acercamiento de ambas placas, según los expertos, lo que genera los terremotos. La zona de Torrevieja y su entorno destaca especialmente por su microsismicidad, sacudidas de pequeña intensidad que en su mayoría no llegan a ser sentidas por la población. Se trata sobre todo de terremotos superficiales que se producen a menos de 20 kilómetros de profundidad. En 1829 un terremoto destruyó varias poblaciones de la Vega Baja, entre ellas Torrevieja, Guardamar y Almoradí y la Generalitat ha instado a estos municipios a dotarse de un plan especial frente al riesgo sísmico.