La Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Orihuela ha abierto una investigación de oficio para tratar de esclarecer la profanación de dos tumbas en el Cementerio de Hurchillo, uno de los cinco que son propiedad de la Diócesis Orihuela-Alicante en este municipio y construido hace aproximadamente un siglo, aunque está en perfecto estado tras una remodelación. El macabro hallazgo fue realizado por un vecino, Paco Valverde, quien había acudido a visitar sobre las diez de la mañana a algunos difuntos.

Él como la mayoría de oriolanos que residen en esta pedanía tiene una llave para acceder al camposanto ya que éste carece de sepulturero. La cerradura estaba perfecta y no notó absolutamente nada cuando giró la llave. La tranquilidad y la paz reinaba en los alrededores mientras el camposanto estaba ayer a rebosar de flores, "es porque ha sido el Día del Padre", aseguraba el lugareño para nada sobresaltado con lo que se había encontrado. Al entrar descubrió que un nicho próximo al suyo estaba completamente destrozado y había restos humanos esparcidos por los alrededores. Encontró a pocos metros una calavera que logró identificar porque conocía a las personas allí enterradas, así como varios huesos. La caja fúnebre estaba completamente destrozada por el paso del tiempo. En el interior comprobó que había un sudario con los restos de otra persona. Se desconoce si alguien los tocó. Ante esa situación llamó a la Policía y puso en conocimiento de las autoridades estos hechos. En pocos minutos llegó una patrulla.

Oficinas

Todos los indicios apuntan a que el autor o autores accedieron por una valla de algo más de dos metros que hay en la parte posterior del cementerio y que es imposible ver desde la carretera. ¿Cuándo? Se desconoce porque el mismo está cerrado y no se sabe quién estuvo antes que el denunciante y si fue el jueves o el miércoles por lo que es imposible conocer a ciencia cierta cuando se profanaron. En cualquier caso, los agentes descubrieron desperfectos en varios nichos más, así como en un panteón y en la puerta de acceso a las modestas oficinas. Una de las lápidas estaba completamente destrozada y, según se constató, los autores del acto vandálico intentaron sacar de su interior una caja, lo que les fue imposible por su peso, por la altura a la que se encontraba y por el hecho de que no pudieron utilizar nada para conseguir deslizarla hasta la parte exterior. En esa situación la dejaron colgando; al parecer, sin abrir. No hay indicios que relacionen ambos nichos asaltados. La Policía considera que no faltan huesos.

En cualquier caso, en todos los sitios susceptibles de haber sido tocados por el autor o autores se tomaron huellas dactilares para intentar desentrañar este lamentable suceso.

Además, la brigada Judicial de la Policía se encargó de dar aviso a los propietarios de los nichos para explicarles lo ocurrido, lo que generó una gran tristeza y alarma social en esta pedanía de Orihuela. Responsables de la Diócesis acudieron también al lugar para consolar a estas familias y resolver cualquier cuestión o duda. En ningún hubo voces de repulsa o de rabia, más bien mucho desconsuelo y tristeza entre los vecinos, aunque evidentemente no se hablaba de otra cosa.

Ayer algunos aseguraban que desde hace semanas se han sucedido los robos y los relacionaron con estos hechos, la Policía no. Entonces comenzaron a recordar que desde hace días no ven patrullas y culparon, como casi siempre pasa, de la poca presencia de agentes en las pedanías.

"No me asusto, no era la primera que he visto en mi vida"

Con gesto sereno y muy tranquilo, esperando que una subinspectora de la Comisaría le dijera cuándo se podía marchar, Paco Valverde, no tuvo ningún problema en encontrar lo que se había encontrado al llegar. "Vi la calavera y los huesos, no me asusté porque no era la primera vez que lo he visto en vida", recordaba este albañil jubilado que durante años realizó trabajos en otros cementerios del municipios en los que, en más de una ocasión, tuvo que ayudar a trasladar restos humanos. "Esto que ha ocurrido aquí está muy mal y no hay derecho. Antes de llamar a la Policía he visto bien cómo se encontraba el cementerio, he descubierto más destrozos y las lápidas rotas".

La Policía considera que se trata de un acto de vandalismo más que cualquier otra cosa por el hecho de que no faltaban huesos e, incluso, la calavera encontrada parece que no haya sido tocada porque no era el objetivo. Los vecinos del campo acostumbran a enterrar a sus seres queridos con objetos personales, en alguna ocasión, de mucho valor, pero a tenor de lo descubierto ayer en Hurchillo todo hace pensar que se trata de un acto vandálico, sin más interés que hacer daño. Otros vecinos recordaban cómo hace una década se descubrió una especie de rito satánico en las inmediaciones del lugar. "Los policías se llevaron las velas que dejaron" recordaba uno.