"Desde que era pequeña siempre destacó de las demás. Con el tiempo ha demostrado convertirse en un fenómeno", relata Luis Moreno de lo que podría parecer su hija, pero en realidad se refiere a una calabaza. Sí, una hortaliza gigante que tiene la peculiaridad de pesar 47,5 kilos. De la mata salieron más hermanas que no llegaron a crecer tanto pero también pesaban un poco más de lo normal. Una casi siete kilos y otra de casi diez kilos. El resto crecen con un peso normal (5 kilos).

Luis Moreno iba por el pueblo hablando de su calabaza especial y nadie le creía hasta que la cortó de la mata y se la llevó para que todos lo vieran. "La primera en interesarse de que "Ruperta" saliera en los medios fue la alcaldesa pedánea, Amparo Hernández".

La esposa y otra criadora de Ruperta, Julia Cuenca, relata que no usaron productos químicos ni pesticidas. "Sólo abono del campo que empleo con el resto de verduras". Aunque ambos admiten que alguna vez les han salido tomates grandes que casi pesaban los dos kilos.

En un huerto de cientos de hectáreas se cultivó la calabaza junto con otras verduras y frutales. Las ramas de una de las matas trepó por varios naranjos en lugar de limitarse a vivir en el suelo como el resto. "Con sus ramas trepaba al resto de árboles y chupaba la salvia para alimentarse y crecer más", explicó Luis.

Todavía sus "padres" no saben qué harán con la calabaza gigante. "Puede que la donemos o la repartamos entre los vecinos. Tiene pinta de tener mucha carne", pero sin perder de vista la semilla de su interior porque "Luis la quiere para plantar otra mata y comprobar si salen más calabazas tan grandes". Aún les queda un mes antes de que Ruperta empiece a pudrirse. De momento, los criadores saben que ya es hora de retirar la mata y preparar la tierra para la cosecha de otoño con alcachofas, coles, tomates de invierno, judías verdes, berenjenas, pimientos, lechugas y coliflores.