Comenzó sus estudios de Bellas Artes entre la universidad de Valencia y la Complutense a través de una beca Séneca que le permitió mantener el contacto con su tierra mientras se acercaba a nuevos horizontes creativos. A partir del 5 de septiembre realizará el tercer taller de escultura en Almoradí.

Ha trabajado también en diversos centros culturales entre los que destaca el Miguel Hernández de Madrid y ha participado en ferias como FLECHA, que pretende ser una visión alternativa a ARCO.

¿En qué basa su trabajo?

En el cuerpo humano y su relación con lo cartográfico. Suelo usar mapas genéricos, como el del mundo, para centrar la atención en la relación del hombre y la Tierra.

¿Cómo está el arte en la Vega?

He estado fuera todo este tiempo, algo que no me da una visión muy íntegra, pero creo que hay una propuesta muy limitada o casi nula debido a la falta de vías de expresión existente.

¿Hay demanda para la escultura en esta comarca?

Actualmente ya no se trabaja con las limitaciones antiguas y ahora, por ejemplo, estoy trabajando en la creación de una página web para dar a conocer a un nivel más global mi obra. En la zona la cultura se considera algo más prescindible y está en una etapa inicial, por lo que, si bien no ofrece muchas salidas, sí da la oportunidad de abrir nuevos caminos.

¿Hay colectivo de escultores en la Vega?

Los escultores nos conocemos y apoyamos. Juan José Botella o Carlos Carmona son sólo dos ejemplos, pero entre nosotros compartimos vivencias e ideas.

¿Cómo desarrolla su trabajo?

Ahora trabajo libremente, algo que tiene muchas ventajas y desventajas. Lo más difícil de trabajar así es colocar las obras, sin embargo te ofrece una libertad creativa infinita.

¿Se nota la crisis?

La crisis económica no tiene nada que ver con la crisis creativa. Incluso la propia crisis puede llegar a generar ideas en cuanto a los diferentes aspectos de decadencia económica y su afección a una sociedad supuestamente desarrollada como la actual.