Los vertidos de residuos urbanos y peligrosos en pleno río Segura, su vertido o soterramiento en la huerta e incluso en zonas protegidas son las infracciones que más tiempo ocupan a la patrulla de Orihuela del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, hasta el punto de que el 54% de sus intervenciones en la primera mitad del año han ido encaminadas a esclarecer infracciones administrativas en este sentido. El porcentaje es significativamente superior al del año pasado, pues a lo largo de 2010 fueron únicamente el 30% de las actuaciones del Seprona las que tuvieron relación con residuos.

A la vista está que vertederos incontrolados de enseres y materiales de obra forman parte, tristemente, del paisaje de huerta de la Vega Baja. Aparecen por doquier junto a cada carretera secundaria. Contra ello lucha a diario la patrulla de Orihuela, compuesta por un cabo y tres agentes, que ha atendido y esclarecido entre enero y mayo nada menos que 86 infracciones relacionadas con residuos urbanos y otras 64 sobre residuos peligrosos (el total de actuaciones llevadas a cabo por la patrulla en el mismo periodo es de 277). Las cifras de solo cinco meses son similares a las de 2010, pues a lo largo de todo el ejercicio pasado se resolvieron 82 infracciones por residuos urbanos y 70 por residuos peligrosos. Es decir, sólo dos casos más de los que ya se han registrado este año, pero en siete meses más.

La cabo de la patrulla concretó a este diario que los asuntos más recurrentes que tienen que investigar y resolver desde el cuartel de Orihuela están relacionados con vertidos de todo tipo y con extracciones de áridos. De hecho, ambos fenómenos están relacionados en algunos casos, porque los guardias detectan a menudo, según aseguraron, que es una práctica común rellenar los socavones que quedan tras los movimientos de tierra con residuos traídos de vertederos de otros puntos de la provincia que están operando al límite de su capacidad. En este sentido, también las cifras hablan por sí solas: En los cinco primeros meses de 2011, han detectado un delito y 24 infracciones administrativas por movimientos de tierra, mientras que en 2010 no consta ninguna actuación por este motivo.

En esta tendencia al alza intervienen, por un lado, que la Guardia Civil está estrechando el cerco en torno a los vertidos y es cada vez menos permisiva con ellos y, por el otro, que ciertas prácticas se están generalizando probablemente por la falta de lugares autorizados donde verter desechos (la construcción del macrovertedero comarcal está paralizada desde hace años).

Purines al río

Aunque los vertidos de residuos sólidos son los más evidentes, no son ni mucho menos los únicos que tiene que atajar el Seprona. Los malos olores junto al río Segura y la aparición puntual de ejemplares de peces muertos -algo que se sigue dando de vez en cuando aunque el estado del río es mejor que hace unos años, reconocen-, evidencia que "hay explotaciones agrícolas y ganaderas que vierten productos fitosanitarios o purines aprovechando la noche", sostienen los guardias. "Aunque hay puntos de control señalados por Conselleria, es muy difícil localizar el origen de un vertido porque además de que es puntual puede venir simplemente del abono de un terreno que se ha filtrado a una acequia".

Además están los vertidos peligrosos de aceites y productos químicos en talleres o desguaces de vehículos. El Seprona inspecciona periódicamente este tipo de negocios, que se rigen por una estricta normativa de recuperación o reciclaje de cada elemento por separado, atendiendo a su nivel contaminante. Otra actividad seguida muy de cerca, señalaron desde el Seprona, es la del Matadero de Orihuela, que creció en número de sacrificios al cerrarse el de Alicante hace unos años y que se supervisa cada cierto tiempo.