Para envidia de la mayoría de los mortales que ayer paseaban por Torrevieja, una decena de "ferraris" recorrieron algunas calles de la ciudad. Bajo la organización del Club Ferrari de la Comunidad Valenciana y de la Asociación de Hostelero de Torrevieja, los coches procedentes de la fábrica italiana con más solera y estilo de las que se dedican a eso de construir sueños y lujo, visitaron el pailebote Pascual Flores y el submarino que descansan en uno de los muelles del Puerto de Torrevieja. Tras almorzar en un conocido restaurante de Torrevieja, los propietarios de los "ferraris" tomaron rumbo al hotel donde se alojan y que, por supuesto, también es de lujo.

Esta excursión, que solo algunos se pueden permitir, concluirá hoy con la visita al auditorio internacional de Torrevieja y el visionado del gran premio de Fórmula 1. Y es que solo un amante de la velocidad puede pagar un Ferrari sin remordimientos. Rojos, amarillos, negros... de todos los colores y con todos los complementos, estos vehículos atrajeron las miradas de los que pasaban a su lado.

La Policía Local custodió a los coches y a sus propietarios durante todos los trayectos como si de obras de arte se tratase. Y es que las líneas deportivas y las carrocerías imponentes se merecen un cuidado especial. O así deben pensarlo sus propietarios. Con esto, un fin de semana marcado por el lujo y la velocidad ha marcado a la ciudad salinera. Seguramente, los aficionados a la casa automovilística italiana desearían haberse quedado unos días más de asueto en Torrevieja, mientras que los torrevejenses preferirán que nadie les recuerde lo que se pierden.