Seis de los siete alcaldes socialistas de la Vega Baja (faltó el de Pilar de la Horadada), el concejal de Urbanismo de Orihuela, Antonio Rodríguez Barberá (PP) y el presidente de la Cámara de Comercio de Orihuela, Félix Cerdá, se sentaron ayer en la misma mesa -en una sala del Ayuntamiento de San Isidro- para consensuar una propuesta sobre por dónde deberá pasar el futuro Corredor Mediterráneo, una vía de mercancías que atravesará Europa de norte a sur y en la que se confía esté en marcha en 2020; es decir, dentro de nueve años. Los alcaldes se reunieron porque, por una vez, la Generalitat les había pedido su opinión para que ellos fijen una propuesta unitaria, la que consideren menos "dañina" para sus municipios. Ésta, obviamente, pasa por acercar al máximo la nueva vía férrea a la actual autovía A-7 y salvar al máximo los terrenos de huerta, evitando el que además muchos se queden aislados entre ambas infraestructuras.

La reunión partía con cuatro propuestas pero con falta de consenso porque algunos alcaldes del Partido Popular decidieron no acudir a la misma argumentando que el documento de la Conselleria de Infraestructuras se había recibido la semana pasada, no había tiempo para estudiarlo y, además, se podía interpretar como un acto electoralistas. Esta decisión provoca una situación insólita, como es el hecho de que el alcalde de San Isidro, Fernando Morales, vaya ahora a elevar a la Generalitat una propuesta que está consensuada pero sólo por los que han acudido a la reunión. No por el resto que podrán alegar contra el trazado lo que, al mismo tiempo, resta validez a cualquier acuerdo que se adopte.

De hecho, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Orihuela advirtió que no sabe qué pasará con estos municipios -principalmente Catral, Granja de Rocamora, Cox- pero que tienen abierta la posibilidad de alegar contra el trazado ante el Ministerio de Fomento que, finalmente, será el organismo que tendrá que decidir por dónde pasa la vía férrea. De las cuatro alternativas una de ellas cruzaba la comarca partiéndola en dos porque planteaba que cruzara entre las sierras de Callosa y de Orihuela, a través prácticamente del casco urbano oriolano, lo que hubiera supuesto un auténtico desastre para este municipio, el más afectado en cuanto a metros por el trazado.

El Corredor del Mediterráneo es un proyecto que interesa a la Vega Baja aunque, por ahora, no parece que exista la posibilidad de que tenga parada en la comarca, aunque sí en la Región de Murcia, para dar respuesta al tráfico de mercancías procedente del puerto de Cartagena, que aparece como un foco estratégico en el proyecto. Esta circunstancia no pasa desapercibida para los alcaldes de la comarca y menos a los empresarios que, en estos momentos, están apostando por instalar una Zona de Actividad Logística (ZAL) en la comarca que pudiera ser complementaria, algo que en estos momentos está en el aire porque nadie sabe qué futuro aguarda a la Vega Baja. En cualquier caso, el presidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll, ha convocado esta mañana un encuentro para hablar sobre este proyecto en San Isidro.

Cargos

El organismo provincial lidera la ZAL, pero el hecho de que la cita sea en la sede del PP en la ciudad y que se haya convocado sólo a cargos en la comarca del partido hace pensar que tendrá más tintes electoralistas que de presentar novedades para ponerlo en marcha. De hecho, en estos momentos es el propio Consell el que no ve claro si la ubicación debe ser la propuesta por los municipios de Granja de Rocamora, Catral, Callosa de Segura y San Isidro, o bien apostar por Crevillent, que también se ha interesado por el proyecto. Tampoco a nadie se le escapa que Orihuela, en plena preparación de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana, tiene previsto una gran bolsa de suelo que, igualmente, podría albergar esta infraestructura.