No había otro tema de conversación ayer en Torrevieja y en el litoral de la comarca de la Vega Baja.Un terremoto de magnitud 3,1 grados en la escala Richter, se registró ayer a las 11.25 horas con epicentro en el mar, entre los cabos de Palos (Murcia) y Santa Pola. El temblor "fue pequeño", según la observación más científica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), y "no provocó movimientos en el agua". Otra cosa fue la apreciación de los vecinos de Torrevieja o Guardamar del Segura, que incluso en las plantas bajas notaron un temblor suficiente para salir a la calle y comprobar que ya había pasado. No por habitual -60 temblores de 1,5 a 3 grados al año- deja de ser extraña esa sensación que lo envuelve todo en una especie de rumor de tormenta. Por ejemplo, el sábado 12 de marzo, sobre las 8.20 de la mañana, los sensores de la red sísmica registraron otro temblor de 1,3 grados y que sin entrar ni tan siquiera en el rango para ser destacado en las estadísticas del IGN, también fue percibido por muchos vecinos.

Aniversario

Y es que estas pequeñas sacudidas se producen en una zona densamente poblada y con una especial sensibilidad hacia los terremotos, más durante este mes de marzo y con episodios dramáticos en la mente, tanto recientes -Japón- como históricos: El lunes se cumplía el 182 aniversario del terremoto que arrasó buena parte de la comarca en 1829.

Jose Agustín de Larramendi fue encargado de diseñar la planta de los nuevos pueblos que surgirían tras el terremoto de 1829 y que caracterizan ahora a esos municipios, sobre todo, en el caso de Almoradí. La planimetría que usó para la reconstrucción se basa en una cuadrícula, cuyo callejero se corta en ángulos de 90 grados, aprovechando de esta forma el asentamiento sobre un terreno plano.

Se realiza un trazo con calles perpendiculares que precedería a la creación de los ensanches en las ciudades más importantes de España. A calles rectas y bien definidas había que sumarle una plaza central, plaza que recogía edificios emblemáticos.

"Se libera energía, es una buena noticia"

El terremoto es una "buena noticia" ya que desde hacía más de dos meses no se liberaba energía en esta zona, una situación que era anómala, según los responsables de la Unidad de Registro Sísmico de la Universidad de Alicante, José Juan Giner y Pedro Jaúregui.

Desde enero no se producía una sacudida de más de 3 grados. "Es bueno porque el de ayer se convierte en aliviadero de la energía. Si la energía se libera poco a poco se evitará que salga de golpe", recuerdan.

El "112" sólo recibió ayer la llamada de una vecina de Torrevieja porque su lámpara "se había movido".