Barbo, carpa, mújol, cangrejo americano y anguila son algunas de las especies piscícolas que ofrece el río Segura, cuyas orillas -sobre todo desde Benejúzar a Guardamar del Segura- son ocupadas a diario por decenas de pescadores deportivos en busca de sus capturas. En algunos azarbes también se recoge una pequeña especie de crustáceo denominado "camarón" que se utiliza posteriormente como cebo en la pesca.

Una situación impensable hace unos pocos años, ver peces circulando por las aguas del río. Y más aún ranas en algunos puntos, ya que los anfibios necesitan agua de calidad para poder desarrollar su ciclo vital. Tortugas también se pueden observar, sobre todo de la especie invasora americana; en menos medida de la autóctona. A ello se une la comunidad ornitológica que puebla arenales y orillas del cauce del Segura y que antes huían de las aguas pestilentes de la arteria fluvial, como los Martines Pescadores. Sólo faltan las nutrias, que ya han llegado a 12 kilómetros cauce arriba de la ciudad de Murcia, en la Contraparada.

La mejora de la calidad ambiental de los recursos hídricos que circulan por el Segura respecto a vertidos urbanos está clara aunque no la de los salinos, una de las asignaturas pendientes de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).

A los pescadores tradicionales de caña apostados en los margenes del Segura se unen ahora quienes no tienen miedo al agua y se arman con gamberos para introducirse en el cauce a capturar peces. Aunque llamativa, no se trata de una práctica nueva ya que tradicionalmente los ribereños del Segura aprovechaban los "hoyos" donde quedaban atrapados los peces para su captura, ayudados por la turbidez de las aguas (con limos y arenas) que como se suele decir "emborrachaba a los peces". Este tipo de pesca se produce cada vez que las lluvias ocasionan un aumento del caudal circulante por el río Segura que en los últimos días ha llegado hasta los tres metros de altura.

El canal de aguas bajas del río desaparece y el agua se desparrama por todo el lecho del cauce. Es en estos momentos cuando los peces que ocupan toda la depresión fluvial pasan a nuevas áreas en las que, al bajar el caudal, quedan atrapados: Una presa fácil para los pescadores con gamberos, aunque en ocasiones también se les puede ver armados con arpones manuales.

Personal de la CHS también se ha tenido que emplear a fondo en repetidas ocasiones para retirar los peces atrapados al disminuir el caudal y devolverlos al canal de aguas bajas.

Al margen de la mejora medioambiental y la aparición de vida en el Segura, que era lo fundamental tras décadas de protestas y manifestaciones ciudadanas, la situación ha derivado en un nuevo atractivo turístico y deportivo como es la pesca.

Los pescadores son ciudadanos españoles, ingleses, marroquíes y de numerosos países del Este. Estos últimos son los que con más asiduidad consumen los peces capturados en las aguas del Segura. Tras su pesca los depositan en una especie de jaulas de alambre que sumergen en el agua para que los animales no mueran y se conserven hasta el momento de ser consumidos.