El castillo vuelve a estar en manos de los cristianos. Así se representó ayer en la tradicional "Segunda Guerrilla". Miles de personas se agolparon en la plaza del Ayuntamiento para contemplar la representación histórica, en la que el bando cristiano escenificó la lucha para arrebatar a las tropas moras la fortaleza. Dos días en los que la pólvora de los arcabuces ha sido la protagonista en un espectáculo que vecinos y visitantes de todas las edades no quisieron perderse en las calles del recorrido y en la plaza del Ayuntamiento.

Cientos de personas, entre hombres, mujeres, jóvenes y veteranos de la fiesta guardamarenca participaron en este acto. Un desfile cargado de un ruido ensordecedor pero muy atractivo y característico. Tapones y manos en los oídos era la estampa que se veía en la mayoría de los asistentes a esta peculiar batalla. Cientos de festeros cargaron sus arcabuces con pólvora y dispararon al aire para conmemorar la batalla por el castillo durante más de hora y media. Los más pequeños no quisieron perdérselo y se vio a familias enteras acudir hasta la plaza. Visitantes que no conocían esta festividad o este acto quedaron sorprendidos con la espectacularidad de la representación.

La música fue otro de los elementos protagonistas e indispensables que animó y contextualizó el acto con las marchas moras y cristianas. Ésto, junto con el discurso de los capitanes de ambos bandos, puso el broche de oro a este acto.

La traición

La historia rememora que uno de los miembros del bando moro traicionó a sus compañeros y abrió la puerta del castillo para que los cristianos se hicieran con él. Los moros, que el miércoles arrebataron el feudo a los cristianos, vieron ayer como éstos no tuvieron compasión con ellos.

El acto finalizó con el enjuiciamiento del llamado: "Moro traidor". El bando perdedor, tras abandonar la fortaleza, regresó por la avenida del País Valenciano mostrando al ajusticiado. Tras ellos, y bajo la capitanía de la comparsa El Cid, las tropas cristianas desfilaron victoriosas.

Así finalizó un acto cargado de historia y que da paso a que hoy se celebren los días más importante de fiesta con los espectaculares desfiles protagonizados por los Moros y Cristianos.