Doce personas de una misma familia, todas españolas y de entre 25 y 44 años de edad, se dedicaban a la distribución de sustancias estupefacientes por toda la Vega Baja desde sus domicilios y comercios de la pedanía oriolana de La Murada. La Policía Nacional dio por culminada la investigación el viernes, después de detenerles a todos tras un seguimiento que ha durado dos meses y que ha dirigido la brigada local de la Policía Judicial de Orihuela desde que a mediados de abril tuvo conocimiento "de la existencia de un punto negro de venta de droga al menudeo" en la citada partida rural, sobre todo de cocaína y hachís.

Los arrestados, con distintos grados de parentesco, se organizaban en torno a dos matrimonios que eran "los principales encargados de adquirir las drogas para su posterior distribución, para lo cual eran ayudados por el resto de detenidos", según la información facilitada por Cuerpo Nacional de Policía. Los interrogatorios efectuados el viernes acabaron con la puesta en libertad de algunos de los arrestados, tras constatar los agentes que su participación en el "negocio" era menor, y con la puesta a disposición judicial de los demás, ayer por la mañana.

De hecho, al parecer el tráfico de drogas no era el sustento económico principal de muchos de los implicados, pues algunos de ellos tenían trabajo y hasta comercios abiertos al público, siempre según las citadas fuentes. Todo ello se pudo constatar tras montar varios dispositivos de control y de vigilancia a los implicados, una investigación que se complicó por el hecho de que todos fueran familia, lo que convertía el grupo en un clan "cerrado y de difícil acceso para personas ajenas".

Cinco registros

Entre los objetos incautados en cinco domicilios por la Policía Nacional se encuentran dos ordenadores, 25 gramos de cocaína, 145 de marihuana, 40 gramos de semillas de plantas de cáñamo, otros 3,7 de hachís y hasta once pastillas de éxtasis, así como 370 gramos de sustancias diversas para manipular la droga. Según el material intervenido, los detenidos cortaban la cocaína antes de venderla con arroz triturado, con leche infantil en polvo o con pastillas -desde "omeprazol" (protector de estómago y para tratamiento de úlceras gástricas) hasta medicamentos que compraban con receta y que estaban adquiridos a nombre del paciente, tal y como quedó acreditado-.

Para el corte de la droga empleaban balanzas de precisión y otras herramientas que obran ahora en poder de los agentes, y para organizarse anotaban los cobros o las deudas de sus clientes. Precisamente sus nombres y consumos han quedado escritos a mano en libretas o recortes de papel.

Expertos de la Policía Nacional no pudieron ayer calcular el valor en el mercado de las sustancias que se vendían sobre todo en locales de ocio de la pedanía y de Orihuela, puesto que "depende de la pureza" y de cuánto cortaran la droga (al mezclarla con otras sustancias "multiplicaban" los gramos que podían vender). En cualquier caso, también se encontraron 5.200 euros en billetes de 50 y 20 euros y una escopeta cuya propiedad está aún por aclarar, según el comisario Miguel Fonseca.

Según las hipótesis de la Policía, los detenidos no manejaban grandes cantidades de droga porque la compraban casi "por encargo", sabiendo cuánto iban a vender. De esta forma, no tenían que almacenarla, puesto que "recibían pedidos constantemente" y evitaban manejar grandes remesas.