José Manuel López Grima, miembro del Consejo del Agua de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) en representación de los grupos conservacionistas y ex portavoz de la plataforma Cívica comarcal Segura Limpio, asegura "no saber con rigor" lo que está pasando en el Segura ya que "no se nos pasa información desde la CHS. Desconocemos como se tratan los residuos que contienen metales pesados con los que trabajan las fabricas de curtidos de Lorca; tampoco sabemos si se tratan los purines de los millones de cerdos que se crían en la cuenca aunque plantas para este fin creo que no hay ni una sola", explica.

Dice "estar contento por ver vida en el río" pero cada vez que llueve y aumenta el caudal "damos un paso atrás por las aguas sucias que discurren por el Segura porque salta a la vista que la contaminación sigue y muchos aprovechan para verter sus residuos". En la Vega Baja, explica, la depuración de las aguas residuales "es deficiente; creo que no hay ni un solo pueblo que tenga tratamiento de aguas urbanas terciario y eso es esencial para el río y la agricultura".

A su parecer, "seguimos con una CHS cerrada y poco democrática ya que no existe en ella ningún órgano gestor independiente en manos de los que sufrimos el estado del Segura". Critica que hasta el momento "nadie haya sido condenado por la contaminación del río pero se sanciona (en el juicio por la contaminación del cauce) a los colectivos Ecologistas en Acción y Amigos de los Humedales, las únicas asociaciones que mantienen la lucha por el Segura".

Lamenta que los ayuntamiento de la comarca "hayan dejado de presionar a las administraciones para resolver los problemas del Segura; parece que ya no van con ellos y siguen vertiendo".