«Desde que una mujer empieza a sentir los síntomas de infarto hasta que es atendida en el hospital, en general pasa una hora de más que resulta vital». La conclusión de la investigación llevada a cabo en 30.000 pacientes por las universidades Harvard y New Haven hace 30 años, cobró ayer protagonismo de la mano de la catedrática de Salud Pública en la Universidad de Alicante y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública, María Teresa Ruiz, quien denunció que este «peor esfuerzo en el diagnóstico terapéutico en mujeres que en hombres es general y sigue vigente».

El resto de compañeras científicas invitadas igualmente a participar en una nueva edición sobre «ciencia en femenino» en la UA, moderadas por la vicerrectora de Investigación, Amparo Navarro, coincidieron en que en cuestión de género apenas se ha avanzado puntualmente, y que sin referentes sobre grandes mujeres en los libros de texto, como primer punto a abordar de inmediato, no se saldrá de este pozo

«Noto algo más de interés pero no se está implantando el paradigma», lamentó Ruiz, quien añadió que la mujeres son diagnosticadas de cáncer un promedio de 2,5 años más tarde que los hombres; de diabetes 4,5 años después y suma y sigue en hasta 700 enfermedades. Solo citó una excepción, la osteoporosis, y abundó que sociedades que de entrada consideramos más avanzadas, como puede ser la danesa, presentan problemas similares.

A peor

La catedrática y presidenta de la sociedad española de Inmunología, África González, insistió en la brecha de género que pervive en la universidades pese al esfuerzo por llevar a cabo planes de igualdad, porque como precisó, comienzan los estudios muchas más chicas pero a partir de la obtención de cátedras y rectorados, la gráfica la copan los hombres. «En ocho siglos solo ha habido 19 rectoras», recordó.

«No es cuestión de tiempo, va a peor», lamentó apuntando que con el boom de los videojuegos en los años 80, la mujer perdió un interés por la computación que hasta entonces había sido creciente por su rechazo a la violencia imperante de los programas que salían para los jóvenes.

Al igual que María Teresa Ruiz sopesó que pese al dinero que destinan los países nórdicos en la baja paternal, «la brecha de género sigue igual», e instó a cambiar los referentes y modelos desde casa, en el día a día, para que cuando en la búsqueda de internet pongamos «genias» no aparezcan dibujos animados frente a Einstein que preside la búsqueda de «genios». «Sin referentes, los de las niñas serán las muñecas», sentenció la experta en inmunología, África González, ante un salón de actos abarrotado que agradeció de forma significativa con sus aplausos el elevado nivel de todas las intervenciones.

La propia moderadora, la vicerrectora Navarro, hizo hincapié en la necesidad de visibilizar lo que las mujeres hacen en Ciencia porque «la desigualdad es un despilfarro científico para toda la humanidad en su conjunto», apuntó.

La directora del Instituto Universitario de Investigación de Estudios de Género en la UA, Helena Establier, puso a su vez el acento en el sesgo de género en los textos literarios, investigación que se sitúa «en el margen del margen» porque se confunde con la creación artística cuyo fin es estético.

Establier reivindicó que «todo es susceptible de ser investigado» y destacó que la investigación en la Literatura demuestra que «se inhabilitaban los textos de las mujeres porque la crítica literaria tenía lagunas y desviaba las peculiaridades de los textos femeninos. Es este el marco en el que surge la teoría de género», destacó. «Para ir al futuro hay que entender el pasado y la posibilidad de rectificación. Cómo negar que el género influye en la creación», enfatizó.

La ingeniera superior de Telecomunicaciones y gerente de Prensa Valenciana Media, Victoria Majadas, subrayó finalmente el símil que observa entre las 600.000 personas analfabetas que todavía hay en España, -en su mayoría mujeres mayores con dificultades para leer o escribir ,y por tanto en alto riesgo de exclusión social-, y la tecnología que invade nuestras vidas, dijo, por lo que «si las jóvenes de hoy no tienen una base sólida de conocimientos tecnológicos, se verán igualmente fuera de la sociedad».

Majadas destacó las iniciativas de la Real Academia de Ingeniería por guiar y mentorizar a chicas jóvenes, así como el apoyo de la embajada estadounidense por acercar a niñas de la Comunidad al mundo de la tecnología.