Acto solemne para una celebración solemne. La Universidad de Alicante (UA) celebró ayer su 40 aniversario con la presencia del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tres conselleras -Innovación, Sanidad y Agricultura- los alcaldes de Elche y San Vicente del Raspeig, la subdelegada del Gobierno y los rectores de las universidades de València, Castellón, Miguel Hernández de Elche y Murcia. Sólo faltó el de la Politécnica de Valencia que no pudo asistir.

En el transcurso del acto la presidenta del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega, recibió el Premio Igualdad y el investigador Francisco Martínez Mojica, la medalla de oro, máxima distinción de la institución. Además, sirvió como «despedida» adelantada del rector, Manuel Palomar, que abandonará el cargo en mayo, y que aprovechó para volver a pedir una financiación suficiente y estable para las universidades.

Lejos de los discursos reivindicativos de otras ocasiones, el rector aludió al compromiso de Puig en este sentido y el presidente aprovechó para poner fecha a la reunión de la comisión de expertos que abordará la cuestión, el próximo 6 de febrero. También agradeció a Palomar su dedicación estos ocho años y aseguró que «ha sido un enorme placer trabajar contigo».

Palomar repasó, por etapas, el devenir de la UA, con sus hitos y sus dificultades, al tiempo que destacó los principios por los que aseguró que se ha guiado en su mandato, la defensa «a ultranza» de la universidad pública, la búsqueda de complicidades en las instituciones políticas, militares y la sociedad civil, el rigor económico y el anteponer a las personas en la época de la crisis.

Por su parte, el presidente ensalzó la labor de la UA que «pese a su juventud se ha posicionado entre las mejores de Europa». Puig destacó el «papel clave de las universidades» en la sociedad. «Si siempre ha sido determinante, en el mundo cambiante en el que vivimos ahora es imprescindible» para impulsar el desarrollo 5.0 «basado en la innovación, la sostenibilidad y la inclusión social».

Pero los discursos que ayer recibieron las grandes ovaciones y levantaron al público que llenó el Paraninfo fueron los de Fernández de la Vega y Mojica.

La presidenta del Consejo de Estado argumentó que «sin igualdad no hay libertad, no hay democracia, no hay progreso. Es un valor imprescindible». Citó el mito de la caverna de Platón «en el mundo inteligible lo último que se percibe es la idea del bien y una vez percibido hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas» para hilar su defensa del «bien que constituye la igualdad». Y reconoció a «todas las mujeres que me han precedido, silenciadas y silenciosas, que abrieron el camino a la igualdad».

El investigador Francisco Martínez, candidato al Nobel, tiró de humor en varias ocasiones en su emotiva intervención, en la que repasó las dificultades de sus primeros años como científico cuando ni siquiera tenía un laboratorio al que ir hasta que las cosas mejoraron y recuperó la ilusión. «Es tan importante mantenerla que al poco de volver ya no tardamos en desvelar el enigma del CRISPR» que le valió el reconocimiento internacional. Acabó con un «Manolo -al rector- muchas gracias, me has hecho feliz, aunque suene raro» al tiempo que agradeció también el apoyo del exrector Salvador Ordóñez y de la vicerrectora de Investigación, Amparo Navarro.

En el acto también se entregaron 156 premios extraordinarios de grado y máster y se homenajeó al programa Erasmus con la distinción al primer alumno que llegó al campus, Maurizio Oliviero, hoy rector de la Universidad de Perugia, con la que la UA mantiene una intensa relación, al igual que se reconoció a la brasileña Univali.