Llegó el momento más esperado. Tras la superación de los exámenes de selectividad, denominados actualmente EvAU (Evaluación de Acceso a la Universidad) o EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad), se dieron ayer a conocer la lista de admitidos en la universidad, que supone la última fase a la que deben enfrentarse los futuros universitarios antes de iniciar sus estudios superiores.

Los estudiantes que hayan solicitado plaza en cualquiera de las universidades públicas de la Comunidad Valenciana para el curso 2019-2020, pudieron conocer el viernes, 13 de julio, si han sido admitidos en alguno de los grados que conforman la oferta formativa universitaria pública en Valencia, Alicante y Castellón. Para estudiar en una universidad privada, lo mejor es dirigirse directamente a ellas para informarse del proceso a seguir.

A partir de aquí caben dos posibilidades: Que la nota de corte te de para cursar el grado que deseas estudiar, con lo que a partir de ahora hay que pasar al proceso de formalización de matrículas en la universidad, que podrá ser telemática o de forma presencial.

Si, por el contrario, después de la primera asignación de plazas no has podido entrar a tu primera opción de universidad/estudio, no hay que desanimarses, porque el alumno cuenta con varias alternativas:

-Matricularte igualmente en el centro que te han asignado y seguir dentro del proceso de reasignación de plazas. Si en los siguientes procesos de asignación de plazas hay una vacante y eres el siguiente de la lista de posibles candidatos a matricularse, podrías entrar a la universidad que querías en un principio.

-También podrías matricularte en la plaza que te hayan asignado y renunciar al proceso de reasignación en la universidad. En este caso, estás diciendo que estás conforme con la plaza asignada y cursarás los estudios ofrecidos.

- Podrías decidir no matricularte en ningún estudio porque no te gusta el que te han asignado. Si tomas esta decisión, pasarás directamente al siguiente proceso de reasignación de plazas, en el que puede que obtengas una plaza en otra opción de estudios que habías indicado, sigas con la misma plaza o incluso que te quedes sin plaza universitaria.

-Otra opción es presentarte a la siguiente convocatoria de selectividad para intentar mejorar tu nota. Es recomendable revisar las fechas de la convocatoria extraordinaria, que dependiendo de la comunidad autónoma pueden ser en julio o septiembre. Hay que tener en cuenta que, si decides repetir la selectividad, tendrás que hacer de nuevo la preinscripción en septiembre y podrás optar únicamente a aquellos estudios que aun tengan plazas libres.

-La selectividad no es la única vía de acceso a la universidad. Aunque no es un acceso directo, puedes realizar un Ciclo Formativo de Grado Superior y, después de pasar una prueba específica, cursar un grado. En este sentido, se recomienda elegir un título de FP de una familia profesional vinculada a la rama de conocimiento del grado que te interesa cursar después.

Matricularse en la universidad

En cuanto a los datos de interés de cara a realizar la matrícula, todos los trámites están descritos en las páginas web de las universidades, por lo que es importante consultar los datos y el proceso. En la mayoría de los casos es un proceso presencial y personal. Si no puedes matricularte de esta manera, deberías informarte sobre cómo delegar este trámite.

Es muy importante tener en cuenta las fechas y el horario estipulado para matricularte en la universidad que has elegido como primera opción y en la que has podido entrar gracias a tu nota en la selectividad. Recuerda que, si olvidas matricularte, tu plaza irá a otra persona. Dependiendo de tu nota, te podrás matricular en un horario u otro, y eso te permitirá elegir las asignaturas en la franja horaria que quieras o en la que quede.

Cada universidad y estudio tiene un itinerario recomendado, pero tú decides si te quieres matricular en el curso entero o solo en una parte. Esto dependerá de si puedes dedicarte a tiempo completo a estudiar o no.

La cualificación es clave

La formación y cualificación es clave para conseguir un empleo en la actualidad, sobre todo en un mercado laboral en plena transformación, que requiere profesionales preparados y con las aptitudes adecuadas para desarrollar sus carreras en un escenario cambiante. En este contexto, la universidad es para muchos una parada obligatoria para poder acceder a un mayor número de oportunidades laborales.

La prueba es que los titulados universitarios siguen siendo los candidatos más demandados por las empresas en sus ofertas de empleo, según el «Informe Infoempleo Adecco 2018: Oferta y demanda de empleo en España», que también revela cómo durante el último año, el 38,5% de las ofertas ha recogido entre sus requisitos que el candidato cuente, como mínimo, con una titulación universitaria, aunque sufre una pérdida de dos puntos con respecto al ejercicio anterior, pasando de un 40,5% en 2017 al 38,5% actual.

En este sentido, tomando como referencia la oferta de empleo cualificado, aquella en la que se solicitan unos estudios especializados mínimos, el requisito de la carrera universitaria alcanzaría el 46,9%. De hecho, Infoempleo y Spring Professional establecen tres grandes categorías, en función si las titulaciones tienen:

- Empleabilidad baja, donde apenas figuran entre las 50 titulaciones universitarias más demandas por las empresas, como es el caso de los estudios de Artes y Humanidades, y también de algunas titulaciones de carácter jurídico-social, como Geografía e Historia, Ciencias Políticas o Periodismo.

- Empleabilidad media, como por ejemplo Medicina o Farmacia y algunas ingenierías, como Química, Naval y Oceánica o Civil.

- Empleabilidad alta, donde se localizan la mayor parte de las ingenierías generalistas y, especialmente, las tecnológicas como Ingeniería Informática e Ingeniería de Telecomunicaciones.

Siempre en este ámbito se suelen dar resultados contradictorios sobre aquellas carreras que son más o menos demandadas por el mercado laboral. Quizás, lo importante en el fondo, sea dejarse guiar por dos criterios importantes: la calidad y las expectativas de futuro a las aspiraciones, valores, plan vital y competencias personales del candidato a universitario. Puede que no sea fácil, pero merece la pena tenerlo en cuenta.