«No podemos evitar que surja ninguna emoción pero sí podemos cambiar lo que hacemos con ellas cuando las sentimos». Así arrancó Sara García Cabezas, psicóloga y psicoterapeuta en centros de protección del menor donde atiende a niños y adolescentes con problemas de conducta y a sus familias, su participación en la segunda sesión que la Escuela de Padres CEU de Elche ha organizado para orientar en la educación de los más pequeños de casa.

Para esta experta, las emociones, sentimientos y sensaciones físicas «actúan como nuestros sensores; sin ellos iríamos como ciegos. Tenemos que conocer los recursos que tenemos para regularlas.

Lo óptimo es que nos lo enseñen desde pequeños nuestros cuidadores primarios, a través de vínculos de apego seguro, en la interacción cotidiana entre adulto y niño». Y ante el nutrido grupo de padres y madres que componían su auditorio, García Cabezas lanzó una recomendación: «Las emociones no son ni buenas ni malas, cada una de ellas tiene una función sana. Lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es conocernos a nosotros mismos (y trabajarnos) para validarle a él».