Ha sido el alma máter de la Universidad Permanente, ¿cómo cree que continuará a partir de ahora?
El programa de estudios se inició en 1999, lo puso en marcha Emilio Soler, y en el año 2000 ya me hice cargo yo. Lo que era un proyecto de estudios universitarios para mayores, de formación a lo largo de la vida, después de 20 años es una realidad. Todo el equipo hemos cumplido una parte importante de los objetivos marcados. Ahora es una realidad con una dinámica muy consolidada a nivel académico, de investigación y metodología. La Universidad de Alicante apostó desde el principio y lo ha dotado de personal e infraestructuras. Creo que queda en magnífica situación y magníficas manos, las de Marian Aleson-Carbonell, para afrontar nuevas metas y realidades. No sólo recoge un testigo, sino que tiene sus propias ideas de desarrollo. Hay un equipo importante detrás de la UPUA, mucha gente entregada a este proyecto, así que estoy segura de que seguirá avanzando.
¿Cuáles son estas nuevas realidades?
El envejecimiento de la población es una realidad, pero yo creo que hay que afrontarlo no como un problema sino como una oportunidad de empleo, servicios de calidad y gestión de un envejecimiento activo y en este sentido la Universidad Permanente ha aportado mucho y lo seguirá haciendo. La formación y las líneas de investigación van a contribuir a que esa realidad sea una oportunidad en relación con la investigación biomédica, social y tecnológica y de Inteligencia Artificial. Aspiraciones alineadas con el Centro Mediterráneo de Envejecimiento que quiere poner en marcha la Generalitat. Veo un futuro amplio y prometedor. La UPUA va a contribuir a crear una sociedad alicantina más inclusiva, justa y empoderada para afrontar el reto.
Y en ello entra de lleno la formación.
El perfil de las personas mayores del siglo XXI es muy diferente. Vivir muchos años es un éxito social y sanitario, hay que gestionarlo y conseguir que los mayores sigan contribuyendo a la sociedad de muchas maneras. No sólo se aporta a través del IRPF, son personas con capacidad para seguir creando, innovando y aportando sus ideas y su trabajo voluntario.
Siempre ha defendido el reconocimiento oficial de los títulos de la Universidad Permanente. ¿Es uno de los retos que quedan para la nueva directora?
Hemos estado trabajando en ello. Desde hace diez años la UA lidera la asociación estatal de programas para mayores que integra a 46 universidades y más de 65.000 alumnos mayores de 50 años. Nos habría gustado que el ministerio reconociera estos estudios oficialmente como unos estudios más dentro del sistema universitario. Ahora son estudios no reglados, no conducen a un título profesionalizante y de ello surgen trabas. Los alumnos no tienen los mismos derechos, no pueden disfrutar de intercambios Erasmus por ejemplo. Es una de las cuestiones que nos quedan en el tintero. Estos estudios están homologados como títulos propios por lo que no reciben financiación. El coste es el total real, sin subvenciones. En la UA se ofrecen becas con aportaciones propias y también hemos captado financiación a través de proyectos europeos, por eso el estudiante no paga el coste total. Los mayores tienen derecho a seguir estudiando con niveles de calidad, internacionalización e investigación universitarios.
¿Qué otros retos tendrá que afrontar la nueva dirección?
El equipo ha dispensado una atención personalizada a los alumnos, atendemos sus quejas y sugerencias. El perfil ha cambiado. Al principio la mayoría eran mujeres, ahora estamos en un 50% de hombres y mujeres. Ahora las personas que acceden en un 75% son titulados. Quieren otro tipo de contenidos, una actualización, ya conocen las herramientas digitales y eso requiere realizar cambios. Los mayores empujan y no puedes dormirte en los laureles. Tenemos alumnos que empezaron con nosotros cuando tenían 60 años y siguen con 80 y siempre son ellos los que vienen. Por eso la descentralización de los servicios académicos o bien en las sedes universitarias o en colaboración con el ayuntamiento en distintos barrios de la ciudad es otro reto que hay que abordar en los próximos años y Marian lo tiene muy en cuenta.
Aparte del envejecimiento muchos estudios alertan del problema de la soledad en los mayores.
Trabajamos en proyectos de voluntariado en el que hay mayores alumnos nuestros que impulsan proyectos de desarrollo autónomo. No sólo ejercen con personas que necesitan asistencia o compañía, sino que aportan directrices a proyectos sociales y de investigación que permitan conocer cuál es esa soledad del mayor. Trabajamos también para que el alumado pierda el miedo a estar integrado en el mundo digital. Siempre hay que seguir aprendiendo, nunca es tarde.
Ahora que tendrá más tiempo, ¿se va a matricular en algún curso de la UPUA?
Si, me voy a matricular en algún curso y también seguiré colaborando con la nueva dirección. Hay que mantenerse activo y aportar ideas y experiencias.
También tiene inquietudes políticas, ¿les dedicará un hueco?
Voy en la lista de Compromís como número diez. Mi inquietud más allá del estudio y la formación siempre ha sido también política. El movimiento se demuestra andando y soy una persona de acción más que de discursos. Seguiré colaborando en política social y educativa. Mi concepto es el de una sociedad intergeneracional, por eso me preocupan también los jóvenes. Si la experiencia puede servir para mejorar la realidad de Alicante seguiré trabajando y apoyando. Me enredo en lo que considero que puedo aportar algo.
