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«Ser mujer me ha servido para hacer mejor mi trabajo, como no te toman en serio te dejan pasar hasta la cocina»

A sus 32 años, esta profesional mitad palestina mitad zaragozana ha recibido varios premios como la Medalla de Oro Robert Capa

La fotorreportera Maysun en la Universidad de Alicante. rafa arjones

P ¿Qué la llevó a convertirse en fotorreportera de guerra?

R Fue un poco por casualidad, yo iba para arqueóloga, concretamente egiptóloga, pero la necesidad de entender mi propia identidad y de aportar algo al bien común me llevó a cambiar la profesión. En realidad, empecé a hacer periodismo antes de entender que estaba haciéndolo. Estudiaba fotografía como complemento a la carrera pero no pensaba que con esa herramienta iba a aportar algo a la sociedad. En cuanto empecé usarla de esa manera comprendí que era lo que quería hacer.

P ¿Es necesario estar hecho de una pasta especial?

R No lo sé. Lo que sí sé es que hay que tener vocación, pasión por el periodismo, porque es una profesión lo suficientemente dura como para que si no la sientes te frustre y te tumbe. Sólo los que son más cabezotas insisten y siguen. Para mí es más una forma de vivir que una profesión, quien cuenta una historia es porque necesita contarla, no lo hace por dinero. No te haces rico con esto.

P De todos los conflictos que ha cubierto, ¿cuál ha sido el peor?

R Depende. Creo que decir quien está mejor o peor es injusto para las personas que sufren ese conflicto. Pero sí que ha sido más difícil informar en Siria. Para mí hay un antes y un después de aquello. Pero cada conflicto es diferente aunque haya cosas que se repitan. Algunas guerras tienen más bombardeos desde el aire como Gaza y menos enfrentamientos a pie de calle y eso también cambia la forma en la que te acercas y cuentas la historia.

P ¿Qué es lo que más le impactó en Siria

R Estuve trabajando en Alepo. Lo que más me afectó fue la desproporción de destrucción, lo sanguinario que era todo y la deshumanización absoluta. El Régimen tiene la artillería pesada y se ensaña con la población civil. Hoy día las pocas reglas que podía tener una guerra se han ido perdiendo. La población es blanco de los ataques, no sólo en Siria, también en Yemen, Gaza, Ucrania y en muchos sitios. La prensa también es cada vez más perseguida, cada vez es más peligroso hacer este trabajo y eso habla del poco valor que se le da a la vida en la sociedad actual.

P Ha fotografiado desde la independencia de Kosovo hasta la liberación de la activista birmana Aung San Suu Kyi, ¿de cuál se siente más orgullosa?

R Hay muchos momentos en los que sientes que estás viviendo historia y eres afortunada por estar ahí. La liberación de Aung San Suu Kyi tras 17 años de arresto domiciliario fue increíble. Los periodistas nos estábamos haciendo pasar por turistas, la calle estaba muy oscura y yo no tenía flash. Vi a un compañero de la BBC con cámara y antorcha y me pegué a él. Cuando ella salió y saludó me eché a llorar. Pensé publique o no esta foto, he vivido este momento y en esos pequeños momentos piensas que este trabajo es increíblemente bonito.

P Cuando vuelve de conflictos en los que ha presenciado escenas duras, ¿cómo lo gestiona?

R Es cierto que vuelves con una mochila emocional, no somos Indiana Jones ni estamos hechos de hierro. Pero nosotros decidimos ir allí y tenemos la suerte de poder ir y de volver. La gente que fotografío se queda allí. No me importa tanto lo que pueda sentir yo al volver aunque es cierto que necesitas un tiempo para descomprimir y readaptarte a un sitio en paz, sin estar en alerta continua.

P ¿Una foto puede cambiar la realidad?

R Sí, pero yo mi trabajo me lo tomo como un trabajo de hormiguita. Hago una parte del puzzle y otros compañeros hacen otra. Entre todos podemos intentar llamar la atención sobre lo que ocurre.

P Lo que no sale en los medios no existe y sobre muchos conflictos apenas se informa. ¿A usted la envía un medio o es freelance y puede elegir dónde va?

R Voy porque lo decido yo, invierto mi dinero. Es raro hoy día que te envíen, ojalá. Tú eliges el sitio y cuando estás allí te pones en contacto con los medios. Elijo en base a las historias que creo que deben ser contadas y éstas pueden estar en el foco o no. Si lo están es cierto que te hacen más caso. Yo trato mucho el tema de Palestina y a veces sólo está en el foco unos días y después se olvida, pero insisto y sigo trabajando. No sólo necesitamos saber qué ocurre en un momento concreto, sino después de una guerra qué ha pasado con la gente. Cuando deja de haber titulares creo que tengo la responsabilidad de insistir.

P ¿Ha notado alguna complicación especial a la hora de adentrarse en según qué sitios por el hecho de ser mujer?

R He notado facilidades a la hora de meterme en los sitios porque soy mujer. Lamentablemente las guerras las hacen los hombres y no toman a las mujeres en serio. En situaciones en que te tratan de forma discriminatoria, como no te toman en serio te dejan pasar hasta la cocina. En general me ha servido para hacer mejor mi trabajo, aunque en momentos puntuales puede causar problemas. Donde sí he sentido discriminación es en la industria periodística. No nos dan tantos trabajos como a otros compañeros por el hecho de ser mujeres, aunque de hace un par de años a esta parte está cambiando.

P Con las nuevas tecnologías la forma de llegar a la gente ha cambiado, ¿beneficia o perjudica?

R Son herramientas que nos permiten contar las historias desde otros ángulos. Drones, fotos a 360 grados, vídeos, el abanico y cómo interactúan entre ellas es muy interesante para crear un producto multimedia. Pero también estamos un poco empachados de imágenes, tendemos a hacer cada vez piezas más cortas, como pequeñas píldoras para que la gente no tenga que pensar. Necesitamos un periodismo más calmado con el que se pueda reflexionar. Es una pena reducir dos años de trabajo a seis fotos y un clip de 30 segundos.

P ¿Se puede ser neutral?

R La neutralidad al 100% no existe, yo miro con mi ojo y eso ya es subjetivo. Nadie es neutral, pero de ahí a la propaganda hay un mundo. La cuestión es saber por qué realizas este trabajo y hacerlo con la mayor integridad moral que puedas. Entre ayudar a alguien y tomar una foto, si hay alguien ayudando hago mi trabajo, pero si no hay nadie suelto la cámara y ayudo. No hacerlo así es no entender este trabajo.

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