¿Puede el Arte ayudar a la Arquitectura? La respuesta es sí y la prueba son los proyectos elaborados por los estudiantes de la asignatura de Proyectos arquitectónicos, impartida por los profesores Javier Sánchez Merina y Joaquín Alvado, de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante.

La gran mayoría son estudiantes erasmus, procedentes de veinte nacionalidades distintas y recién aterrizados en la UA que han comenzado su nuevo cuatrimestre con el taller "Arquitectura involuntaria" del artista, profesor e investigador Samuel Silva. Los resultados son proyectos que no han hecho más que comenzar.

Invitado por el profesor Javier Sánchez Merina, Samuel Silva es artista y profesor de escultura en la Escuela de Bellas Artes en la Universidad de Oporto, en Portugal. Allí tiene un proyecto que parte de esta idea de esculturas involuntarias.

Silva explica que las esculturas involuntarias son «estas construcciones que existen en el espacio público y que las personas hacen para personalizar la ciudad». Y añade, porque «la ciudad es una cosa que no está acabada, es una cosa incompleta».

Restos de cacas de perro sobre el suelo o de chicles, papeles y materiales tirados en mitad de las calles, lugares donde no sucede nada, marcas, logotipos, imágenes sobre espacios en la ciudad, todo es útil y susceptible de ser transformable en obras arquitectónicas. Se trata, tan solo, de cambiar el punto de vista y, con esto, se trasforma la realidad.

Silva llegó a la UA para proponer a los arquitectos «un modo de mirar las cosas distintas y cómo pensar un proyecto arquitectónico con una metodología artística». En los bajos de la EPS IV, los estudiantes presentaron los proyectos basados en esta idea.

La alegría de Silva, Sánchez Merina y Alvado es la antesala a los proyectos que van a generar los estudiantes este cuatrimestre a partir de estos trabajos. Como afirma el artista portugués «es fascinante la capacidad de esta idea de poder desarrollar. Ahora lo que van a hacer es transformar estas cosas, estos puntos de partida en proyectos arquitectónicos».

Que los chicles abandonados sobre el suelo de las calles sea la base de un proyecto de arquitectura es la propuesta del alumno de Turquía que hoy presentaba su trabajo. «Se dedicó a investigar sobre los chicles en la calle, no solamente las formas, distintas formas de encontrar un chicle, sino también el color del chicle, que te habla sobre el tiempo que está ahí. Probablemente, si hay mucha gente pisando este chicle, cuenta una historia, tiene una biografía, posee una memoria. Y eso es increíble», concreta.

«También si hay un sitio con muchos chicles en la calle significa que hay mucha gente ahí. Imagina cuánto te puede contar un chicle; un chicle puede abrir una ventana a muchos otros sitios", añade.

La similitud entre los arquitectos y los artistas está clara para Samuel Silva. "Al pensar un proyecto, los artistas como los arquitectos tienen esto en común. Son personas que están atentas a cosas para las que otras personas no prestan atención y la creatividad puede surgir ahí».

La originalidad es la nota en las clases de los profesores de Proyectos arquitectónicos, Javier Sánchez Merina y Joaquín Alvado. El año pasado trajeron a Sergio Pone, catedrático de la Escuela de Arquitectura de Nápoles Federico II. Pone es experto en levantar enormes estructuras reticulares de madera y ha enseñado a los estudiantes a pensar cómo realizarlas con cañas de río.

En ediciones anteriores los profesores de la UA han contado con profesionales como la diseñadora de moda islandesa Steinunn Sguroardóttir quien, en 2017, enseñó a los estudiantes a trabajar la lana y tejer con las manos en el taller "Tejiendo espacios"; Santiago Pérez, con "El sonido de la arquitectura/Textil", estuvo en 2016. El año anterior, 2015, Manuel Báez participó con "Arquitecturas de Luz/Palillos"; y De Prada Poole, con "Pneumatic Serendipity/Aire", enseñó a los estudiantes a construir estructuras neumáticas en 2014.