Los bosques aportan beneficios o servicios ecosistémicos muy variados. La producción de madera es el más evidente, pero ofrecen asimismo un lugar para disfrutar de la naturaleza, regulan el clima local y almacenan mucho carbono.

La gestión forestal, sin embargo, se ha centrado generalmente en maximizar solo algunos de estos beneficios, en especial la producción de madera. A fin de analizar cómo mejorar la gestión forestal para que los bosques ofrezcan múltiples servicios, la Universidad de Berna, junto con expertos de la Universidad de Alicante y centros de investigación en Alemania, Suiza y Austria han medido el efecto de una serie de características forestales sobre catorce servicios ecosistémicos de bosques centroeuropeos.

El objetivo principal de la gestión forestal consiste normalmente en producir mucha madera, lo que en Europa ha implicado la creación de plantaciones uniformes de determinadas especies con valor económico, en las que todos los árboles tienen la misma edad. No obstante, aunque pueden producir cantidades elevadas de madera, estos bosques no ofrecen muchos más beneficios.

“Además, si bien hay casos en que la gestión forestal está dirigida a otros fines, como la conservación de hábitats o el ocio, dicha gestión también se centra apenas en unos beneficios concretos, y todavía no está claro qué tipo de gestión forestal reporta una gran diversidad de beneficios”, explica la doctora de la Universidad de Berna, María Felipe Lucia, líder de este estudio.

La investigación ha analizado toda una serie de atributos forestales, como el número de especies de árboles y arbustos que contenía el bosque, la variabilidad de su estructura y edad.

Tras identificar cuáles de dichos atributos potenciaban unos servicios concretos, los expertos han demostrado que los bosques con árboles maduros, muchas especies de arbustos diferentes y una estructura heterogénea, con huecos en el dosel, son los mejores para ofrecer un amplio abanico de servicios.

Este trabajo presenta implicaciones de gestión prácticas para los silvicultores, responsables de la gestión de los bosques o montes forestales. “Hemos podido demostrar- explica María Felipe Lucia- que los bosques diversos y maduros son generalmente los mejores, aunque también hay determinados servicios para los que los bosques más adecuados son los hayedos densos. Por tanto, la gestión forestal debe centrarse en atributos forestales específicos para impulsar determinados servicios”.

Otro de los aspectos estudiados ha sido la relación entre diversos servicios forestales. “Para gestionar bosques y que estos ofrezcan muchos servicios debemos saber cómo reducir los compromisos entre ellos, y en este estudio se emplea un nuevo enfoque con vistas a identificar algunos de los factores responsables”, añade la investigadora de la Universidad de Berna.

Es posible que determinados compromisos entre servicios sean inevitables, pues hay servicios que se maximizan en bosques abiertos, mientras que otros solo pueden proporcionarlos plantaciones con un dosel bastante denso y cerrado.

Por su parte, el investigador del Departamento de Ecología de la Universidad de Alicante, Santiago Soliveres Codina, explica que “nuestros resultados demuestran que potenciar determinados atributos forestales es positivo para muchos servicios, pero no hay ningún tipo de bosque capaz de ofrecer todos los que podríamos desear. Así pues, lo mejor probablemente sea un sistema de gestión mixta en que se diseñen diversos paisajes forestales que contengan una combinación de secciones con diferentes atributos”.

Para adaptar este estudio a nuestra región, añade el investigador de la UA, convendría investigar los tipos de bosques más extendidos en el sureste ibérico: los pinares y encinares; y añadir a la “lista” servicios ecosistémicos de crucial importancia en el Mediterráneo, como son la reducción del riesgo de incendios o la adaptación a las condiciones más secas esperadas con el cambio climático.

El estudio, titulado “Multiple forest attributes underpin the supply of multiple ecosystem services”, ha sido publicado en la prestigiosa revista Nature Communications.