«Recuerdo esos años como años de mucho trabajo y estudio, en un centro con grandes carencias en infraestructuras y material, pero en el que reinaba el ambiente familiar». María José Bono formó parte de la primera promoción de profesores del Centro de Estudios Universitarios (CEU), germen de la Universidad de Alicante, que ayer celebró el 50 aniversario de su nacimiento. Con este motivo, el Museo de la UA acogió un acto que reunió a decenas de antiguos profesores, alumnos y personal de administración y servicios, en el que tanto Bono, de la Facultad de Filosofía y Letras, como Blanca Gómez, de Ciencias, así como los antiguos alumnos Juan Martínez Leal y Juan Manuel Martín, y la primera secretaria, María del Carmen López, tomaron la palabra para evocar esta primera etapa de los estudios universitarios en la provincia. Además de anécdotas, como el bedel que entraba a clase para avisar de que la hora había pasado, y vivencias personales, todos ellos tuvieron un emotivo recuerdo para los profesores y compañeros de clase fallecidos a lo largo de este medio siglo.

El rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, fue el encargado de cerrar el acto, al que asistieron el rector honorífico Antonio Gil Olcina, vicerrectores, decanos y directores del antiguo CEU -el primero, Mariano Aguilar, no pudo asistir, pero acudió su mujer-, Alfonso Puchades y el vicedirector Justo Oliva, así como miembros del Consejo Asesor del Archivo de la Democracia. Pero llamó la atención la práctica ausencia de representantes políticos, ya que sólo estuvieron presentes el alcalde de San Vicente, Jesús Villar, y el concejal popular Israel Cortés por parte del Ayuntamiento de Alicante.

En 1968 estaba todo por hacer y las clases comenzaron en dos de los antiguos pabellones militares del aeródromo de Rabasa.

«La buena convivencia desde el principio entre los profesores de Ciencias y Letras y entre los profesores con los alumnos propiciaron que se suplieran los problemas que siempre surgen en los inicios. Hasta para el transporte y el montaje del laboratorio colaboraron los alumnos», afirmó Blanca Gómez.

En la primera promoción empezaron 230 alumnos. El químico Juan Manuel Martín fue interpelando a varios de ellos, entre el público, para que dijeran lo primero que recordaban del CEU y así realizó un recorrido por los partidos de fútbol, la creación de la tuna, las prácticas en el laboratorio y por supuesto los profesores «entregados a sacar lo mejor de nosotros con un gran nivel que se puso de manifiesto cuando nos incorporábamos los dos últimos años de carrera a las universidades de Madrid, Barcelona o Valencia».

Eran los años de la revolución de mayo del 68 en París, de la Primavera de Praga y también cuando asesinaron a Martin Luther King, como recordó la vicerrectora Nuria Grané. En España lo eran del franquismo y de la canción protesta, como recordaron los intervinientes. Pero ya en esos momentos, el primer director del CEU, Mariano Aguilar, «hombre impetuoso, con gran capacidad de trabajo y lleno de proyectos e ideas», como lo definió Bono, ya ideaba un campus más cercano a los norteamericanos que a la «anquilosada universidad del franquismo», explicó.

Y así fue, poco a poco y con muchas trabas y esfuerzo fue tomando cuerpo lo que hoy conocemos como Universidad de Alicante, con más de 25.000 alumnos, 2.200 profesores y cerca de 1.300 trabajadores de administración y servicios. El sinuoso camino lo narró el rector. El nacimiento del CEU se topó con «la situación política, problemas de financiación, obstáculos legales y rivalidades con las provincias limítrofes de Murcia y Valencia». «La sociedad alicantina, a través del Patronato Alicantino de Enseñanza Superior, dio un firme y costoso paso al frente con la apertura del CEU, con la mayor oferta de estudios universitarios de España, ya que se podían cursar los primeros ciclos de Filosofía y Letras, Ciencias, Derecho, Medicina y Ciencias Económicas». Y fue posible «por la concertación de intereses de grupos sociales muy diversos, incluso contradictorios. Alió extrañamente a las élites políticas y económicas del momento, a la élite cultural y a las mayorías sociales». Palomar quiso destacar la labor de varios nombres propios, además de los de las autoridades académicas del CEU, el Ayuntamiento, la Diputación y la entonces Caja de Ahorros de Alicante y Murcia. Así, citó al alcalde Fernando Flores, al secretario del Gobierno Civil Luis Romero, «para muchos el cerebro en la sombra», a Eliseo Quintanilla, Manuel Cobo del Rosal, Vicente Gandía y al arquitecto José Antonio García-Solera, artífice de la ordenación general del campus.

Protagonistas

La Universidad quiso agradecer a los directores y profesores del CEU, así como a todos los que han colaborado en el libro «Cincuenta años del CEU de Alicante. Historia y Memoria» y en la organización del acto de reencuentro con la entrega del citado libro y de una pequeña escultura con La Mano de Azorín, seña del campus actual.

Después fue el momento para los abrazos y las puestas al día entre los presentes, de las bromas y los recuerdos de la época estudiantil o primeros años de carrera profesional. Mari Carmen Jurado recordaba que conoció a su marido en el CEU porque era piloto y estaba haciendo el curso en el aeródromo. María Luisa Brotons que «tanto alumnos como profesores éramos novatos y estábamos muy unidos» y profesores como Manuel Mediero, de Álgebra, aseguraba que «repetiría la experiencia tantas veces como me fuera posible». Ayer todos tuvieron la oportunidad de hacerlo o al menos de recordarla.