La forma de redactar, los giros lingüísticos, las coletillas, la longitud de las frases o la frecuencia de uso de determinados tiempos verbales son como una especie de huella digital intransferible de cada persona. Partiendo de esta premisa y utilizando un complejo sistema de algoritmos una nueva herramienta será capaz de averiguar si los trabajos de fin de grado o de fin de master de los alumnos son realmente suyos. Parece ciencia ficción pero el doctorando de la Universidad de Alicante (UA) Daniel Castro, ya está trabajando en ello para su tesis de verificación de plagio y autoría de documentos digitales, un trabajo que dirige el vicerrector de Campus y Tecnología, Rafael Muñoz.

INFORMACIÓN publicó el lunes un artículo sobre la compraventa de trabajos que realizan algunos estudiantes a través de internet con casos concretos de «pagadores y pagados».

«En la Universidad de Alicante utilizamos Turnitin, una herramienta que detecta los plagios, aunque después el profesor debe leer las partes supuestamente plagiadas porque se puede tratar de una cita realizada correctamente o de un artículo legal que obviamente tiene que aparecer igual en el texto. Una vez que se comprueban los escritos si sigue habiendo partes plagiadas queda al criterio del profesor decidir si le suspende», explica Muñoz. Sin embargo, admite que «si se trata de trabajos realizados por otras personas pero que no han plagiado o se han preocupado de cambiar lo suficiente la forma de expresarlo, es muy difícil detectarlo». No obstante, Muñoz asegura que aunque es posible el caso de la compraventa «no es para nada algo generalizado». La UA como la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), que usa el mismo sistema antiplagio, confían también en otra dificultad añadida para «colar» un trabajo de fin de grado o de máster que no ha realizado el alumno: los tribunales que evalúan el trabajo.

El trabajo de fin de grado está concebido como una asignatura más, con un tutor que va supervisando y orientando al alumno y realiza un seguimiento de su tarea. «Si no lo ve preparado es el primero que le dice que no se presente», explican desde ambas universidades de la provincia. Cuando entrega el trabajo debe someterse a las preguntas de un tribunal formado por tres profesores. Allí además de exponer su trabajo y defenderlo el alumno puede ser preguntado por cuestiones que le podrían «dejar al descubierto». No obstante, desde ambas universidades reconocen que «es imposible» asegurar que no se cometa algún fraude. Eso sí los estudiantes se exponen a un suspenso con un 0 «con independencia de cualquier otra responsabilidad en la que el estudiante pudiera incurrir».

Comprar un trabajo para terminar el grado o el máster que ahora es posible a golpe de clic y por diez euros la página podría complicarse y mucho con la nueva herramienta antes citada. «De momento es un prototipo que hemos comprobado que funciona a pequeña escala, pero habrá que esperar para ver como responde con grandes volúmenes», indica Muñoz. Está previsto que la tesis se presente a principios del año que viene. Y, si todo va bien, el software será comercializado.