Los pigmeos son de menor estatura, pero su dentadura es más grande que la de sus vecinos bantúes que son de mayor estatura. Este hallazgo del investigador del Departamento de Biotecnología de la Universidad de Alicante (UA), Alejandro Romero, abre la puerta a estudios morfológicos y de biología evolutiva que permitan desentrañar el origen morfológico de los dientes.

Es la primera vez que se obtienen moldes de dentadura de individuos pigmeos vivos. «Era complicado porque se necesitan muchos permisos para acceder con un proyecto de investigación a poblados en plena selva tropical de Camerún», explica Romero, que lleva diez años viajando a la zona y que lidera este estudio del que también forman parte investigadores franceses.

Tras medir las dentaduras de 120 pigmeos, Romero concluye que «los factores morfogenéticos que controlan el tamaño dental deben ser independientes de aquellos que determinan el crecimiento postnatal».

Los pigmeos, al haber permanecido aislados y al margen de la industrialización permanecen genéticamente hablando muy cerca de nuestros ancestros, de ahí el interés por esta tribu por cuanto puede aportar a la biología evolutiva. Además científicamente son unos grandes desconocidos, hasta el punto, según señala Romero, de que aún se desconoce el motivo por el que no pasan del 1,55 de estatura.

El análisis de los moldes ha revelado de forma sorprendente un significativo mayor tamaño de los dientes en pigmeos Baka, cazadores-recolectores, con respecto a poblaciones bantúes, agricultores. «Los datos genómicos que se disponen identifican además señales de adaptación diferencial poligénica entre pigmeos y bantúes involucradas en el crecimiento y la altura. En concreto, el modelo del diente en pigmeos no ha evolucionado y se parece más al de las especies homínidas de hace un millón de años», afirma Romero. Gracias a las nuevas tecnologías los investigadores están ahora escaneando los moldes para trabajar en 3D para comprobar si las características del diente también cambian entre pigmeos y no pigmeos y estudiar los mecanismos de estos posibles cambios.

Para la investigación de Romero y su equipo ha sido fundamental la labor de un grupo de monjas francesas que desde los años 80 ha apuntado la fecha de nacimiento de los niños pigmeos Baka. «Se trata de un censo de edad único en el mundo correspondiente a una tribu de cazadores-recolectores que permite analizar rigurosamente los cambios en el desarrollo de los individuos», destaca el investigador de la UA. Otro descubrimiento curioso detectado a raíz del estudio, aunque su finalidad no es detectar enfermedades, es que los pigmeos apenas sufren caries al no contar con azúcar en su dieta.

El estudio ha sido publicado en la revista científica American Journal of Physical Anthropology y está financiado en parte por los gobiernos español y francés y National Geographic.