El campus de la Universidad de Alicante (UA) se ha convertido en su casa y no parece que vayan a abandonarla de «motu proprio». Decenas de patos se bañan en fuentes y estanques y pasean junto a estudiantes, profesores y trabajadores con total tranquilidad.

El problema es que de unos cuantos ejemplares que se integraban en el paisaje se ha pasado a una sobrepoblación que genera problemas de limpieza y que además impide acabar con el mosquito tigre, según explica el vicerrector de Campus, Rafael Muñoz. Por este motivo, la institución académica ya ha contactado con el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig para ver si llegan a un acuerdo y pueden trasladar algunos patos a zonas verdes de la localidad y no descartan ponerse en contacto también con el de Alicante en un futuro.

«De momento los contactos con el Ayuntamiento de San Vicente han sido informales, pero la idea es poder trasladar ejemplares al parque Adolfo Suárez, donde hay una laguna y podrían vivir», afirma Muñoz.

En el campus es habitual ver familias de patos en las fuentes ubicadas frente a la Biblioteca General y dando un paseo por las inmediaciones sin inmutarse por la presencia de humanos, incluso acercándose sin problemas. Obviamente se trata de patos domésticos, no salvajes, pero no deja de llamar la atención lo integrados que están en la vida universitaria. También está lleno de ejemplares el estanque del Bosque Ilustrado, justo enfrente del Paraninfo y la Facultad de Derecho. Y en menor medida en la lámina de agua del Museo.

El vicerrector señala que el principal problema de esta masiva presencia de patos es que las fuentes «parece que siempre están sucias porque la gente les da de comer y por los excrementos de los propios patos». «No podemos clorar el agua porque mataríamos a las crías, de manera que la limpieza y la fumigación son continuas», precisó. El hecho de no poder clorar el agua afecta a la hora de acabar con las larvas del mosquito tigre, que se reproduce fácilmente en el agua estancada.

Los operarios intentan trasladar a grupos de patos que ven por mitad del campus al estanque del bosque, pero «como hay quien ha soltado tortugas en el estanque éstas muerden, al igual que el resto de anfibios que viven allí, a las crías de pato y las madres se vuelven a instalar en las fuentes, donde se sienten más seguras con sus crías», indica Muñoz.

Así, la Universidad ha decidido que ha llegado el momento de «graduar» a algunos patos para que emprendan una nueva vida alejada del recinto.