Daniel Purrenkei ha viajado hasta Alicante, concretamente hasta Ibi, con María Ruiz que pasó un año conviviendo con los masái y ahora quiere ayudarles organizando viajes para que los occidentales conozcan su forma de vida y les ayuden.

¿Cómo es un guerrero masái?

Somos los responsables de defender y cuidar a la comunidad. A quienes vamos a ser guerreros nos practican la circuncisión a los 20 años y pasamos seis meses en el bosque con un grupo de guerreros comiendo sólo carne y leche y aprendiendo a luchar. Después tu madre te corta el pelo y te unta la cabeza con leche y con nuestra típica pintura roja, con la que cubrimos otras partes del cuerpo. Al año debes ir a matar un león con lanza, que es la manera de convertirte en hombre. Antes de la caza del león los ancianos te bendicen para protegerte de cualquier ataque y para que no te vea ningún animal que pueda hacerte daño.

¿Qué diferencia a los masái del resto de tribus?

En Kenia hay 42 tribus pero casi todas han perdido su cultura. Los masái no. Nuestra cultura es muy rica y antigua y nuestro deber es preservarla, todo lo que hagas en tu vida debe respetar esa cultura y esa identidad. Nuestro estilo de vida es diferente, vivimos en la Sabana y somos nómadas porque debemos cuidar de nuestras vacas e ir donde hay agua y pasto. Los hombres podemos pasar tres o cuatro meses con el ganado y las mujeres se quedan en el poblado. Si un masái pierde sus vacas pierde su vida, sólo tenemos eso, no manejamos dinero. La responsabilidad de la mujer es cuidar de la casa y repararla, alimentar a los niños y traer el agua y la leña para el fuego. Además, no es obligatorio pero podemos ser polígamos.

¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrentan?

La falta de agua y su calidad. Tenemos nuestras medicinas para matar las bacterias pero es un problema. Las mujeres caminan cada día tres horas para cargar con unos 25 litros de agua. También hay que estar alerta por si los animales atacan a los niños o a nuestras vacas. Y queremos construir una pequeña escuela para los niños más pequeños porque los que estudian, que es muy importante para tener nuevas ideas y mejorar la vida, viajan 300 kilómetros hasta la ciudad para ir a clase.

¿Cómo se enteran de lo que pasa sin móvil ni internet?

Cuando vamos a la ciudad. Ya tenemos móviles pero el problema es que en la mayor parte no hay cobertura, a veces para hablar tenemos que escalar una montaña.