El 32,4% de los niños de la Comunidad Valenciana están en riesgo de pobreza y exclusión, es decir, uno de cada tres, según informó ayer la coordinadora de Unicef en la Comunidad Valenciana, Marlene Perkins. Aunque estas cifras continúan siendo «escandalosas», han mejorado ligeramente con respecto a 2014, en que la tasa alcanzó el 40%, añadió.

Perkins lamentó que es «muy complicado» obtener datos desglosados por provincias y municipios, así como el perfil de las familias que se encuentran en esta situación, algo que consideró importante a la hora de implantar un Plan de Intervención Integral.

La coordinadora de Unicef partició ayer en la mesa redonda «La pobreza infantil, alianzas entre los actores más implicados» junto al vicepresidente de la Red Española de Estudios de Desarollo y profesor de la Universidad de València, José Miguel Soriano; la matrona y profesora de Enfermería de la Universidad de Alicante (UA) Modesta Salazar; y la directora de la Cátedra de Responsabilidad Social de la UA, Irene Bajo. Todos ellos moderados por la directora del Secretariado de Responsabilidad Social de la UA, Diana Gil.

La erradicación de la pobreza se encuentra entre los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible marcados por Naciones Unidas para 2030 y la Universidad de Alicante ha organizado unas jornadas para debatirlos que comenzaron ayer.

Los expertos participantes destacaron la importancia de lograr una mayor implicación de las administraciones públicas y en concreto del Gobierno, a través de los Prespuestos Generales del Estado, para resolver el problema de la pobreza infantil. En este sentido, Salazar ofreció algunos datos que hicieron reflexionar a los asistentes como que 12 millones de niños mueren cada año antes de cumplir los 5 años y que en España tres de cada diez menores se van a la cama sin cenar.

La matrona alertó de que una mala alimentación en la infancia desencadena problemas cognitivos en la edad adulta, lo que dificulta aún más romper con la «pobreza hereditaria». Asimismo, hizo hincapié en el aumento de la desigualdad económica en España y en los efectos de los nuevos trabajadores pobres.

Irene Bajo contó el proyecto en el que participa junto con otros compañeros de la UA para ayudar a mejorar la salud y las condiciones de vida de los niños trabajadores de Perú que se agrupan en el Movimiento de Adolescentes y Niños Trabajadores Hijos de Obreros Cristianos (Manthoc). Abrió así el debate sobre la erradicación del trabajo infantil o la ayuda a la mejora de sus condiciones en países donde está normalizado. Por su parte, Soriano ofreció un emotivo recorrido por sus vivencias en el mundo de la cooperación como investigador tanto en campamentos saharauis como en Perú, donde consiguió crear un banco de leche materna que ha salvado la vida de cientos de niños.

La redistribución justa de los recursos, el comportamiento responsable como consumidor y desprenderse de prejuicios a quien decida hacerse cooperante fueron las principales ideas que se deslizaron durante el debate posterior en el que se destacó por encima de todo la necesidad de visibilizar a la infancia como colectivo de sujetos de derecho.