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Los expertos alertan de que Alicante está construida sobre barrancos y albuferas

Los climatólogos afirman que el plan antirriadas no será un éxito hasta que sea eficaz en un episodio como el de 1997

La avenida Doctor Rico, que está sobre el barranco de San Agustín, en la riada de 1997. ISABEL RAMón

Los expertos alertan de que Alicante ha crecido y se ha desarrollado urbanísticamente sobre una red de barrancos que ha quedado oculta por la edificación pero que sigue estando y que abarca las zonas que se suelen inundar. Esta red está formada por media docena de barrancos, entre ellos el denominado Canicia, que discurre por el subsuelo de la Rambla, recogiendo las aguas que bajan de los castillos y de barrios como Colonia Requena. Otro barranco es el de San Agustín, en el Polígono de San Blas.

Precisamente la interacción de las lluvias torrenciales con la ocupación del territorio fue uno de los aspectos que se analizaron ayer en la jornada de debate que se celebró en el Palacio de Labradores, organizada por el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante que dirige Jorge Olcina cuando se cumplen 20 años de la riada de 1997. Un episodio que se cobró cinco vidas y graves daños materiales después de que cayeran 271 litros de lluvia por metro cuadrado en dos trombas con un intervalo de tres horas.

Samuel Biener, meteorólogo del Laboratorio de Climatología de la Universidad, se encargó de presentar la jornada y el debate posterior, en el que participaron policías locales, voluntarios de Protección Civil y representantes de Servicios Sociales que trabajaron de manera activa en aquellas inundaciones de 1997.

Este experto habló sobre todo del papel de los barrancos, «que siguen estando debajo de las calles por donde corre el agua cuando llueve. Están ocultos porque con el crecimiento urbanístico fueron ocupados y soterrados».

Otras zonas que se pueden anegar cuando se producen fuertes precipitaciones son las antiguas albuferas que también han sido afectadas por la edificación. Éste es el motivo, según el climatólogo, de que se inunden urbanizaciones de la Playa de San Juan como el Hoyo 1 cada vez que llueve con intensidad. «Una albufera es una laguna litoral de agua salada, separada del mar por un cordón dunar que queda por debajo de su nivel. Cuando llueve mucho recupera su función original, como ocurrió en marzo con el saladar de Agua Amarga, donde tras las lluvias de marzo se formó una laguna gigantesca. Esa es la razón de que se inunde la playa de San Juan: que han construido encima de una antigua albufera».

También se habló ayer del plan antirriadas que se puso en marcha tras las inundaciones de 1997 con actuaciones preventivas como la construcción de grandes colectores que todo apunta a que han evitado posteriores catástrofes. Sin embargo, Biener no lo tiene tan claro. «Eso se sabrá cuando se produzca una lluvia tan intensa como la de entonces. Aún no hemos tenido episodios así y no hemos podido probar la eficacia del plan antirriadas. Con la lluvia de marzo hubo mucha euforia y seguridad sobre su funcionamiento, pero fue mucho menos intensa y a lo largo de más horas». El pasado 13 de marzo cayeron 150 litros por metro cuadrado en Alicante.

Los climatólogos consideran fundamental los avisos a la población y se mostraron críticos con la descoordinación que hubo en marzo entre Protección civil, las distintas administraciones y los expertos, con discrepancias en la alerta. En la misma línea, aconsejan a los alicantinos desterrar la costumbre de coger el coche cuando llueve. «Si hay una gota fría lo mejor es meterse en casa, y lo menos recomendable coger el coche, porque te puede pillar en una calle con un barranco y arrastrarte».

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