Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuando «gracias» es «arigato»

27 japoneses estudiantes de español realizan un intercambio lingüístico con 28 alumnos de japonés organizado por el Centro Superior de Idiomas

36

Intercambio japonés-español en la UA

«Para mí conjugar los verbos es lo más difícil del español. Nosotros no usamos conjugaciones para el pasado y el futuro y cuesta mucho», afirma Marina Sanada, una joven de Tokio que junto a otros 26 compatriotas ha participado en una actividad de intercambio lingüístico organizada por el Centrro Superior de Idiomas (CSI) de la Universidad de Alicante a la que acudieron otros 28 españoles que aprenden el idioma nipón.

«Se trata de una actividad para que practiquen el idioma y también para socializar, que se conozcan y puedan quedar para hacer planes fuera», explica el técnico del CSI Nacho Cervera.

Algunos de los participantes como Marina ya llevan meses aquí pero otros como Shisho Sekine apenas residen hace un mes en Alicante. Eso sí, todos los consultados han sufrido un choque cultural durante su estancia, han eliminado estereotipos como pensar «que estábais todo el día bailando y comiendo paella», y coinciden en que lo mejor es la comida española -se les ilumina la cara al nombrar la tortilla de patatas y el jamón- y el carácter de la gente.

«Yo no doy dos besos al saludar aunque lleve aquí siete meses, me pongo muy nervioso», cuenta Ren Okui, estudiante de Política Internacional en Kioto que ya se expresa con bastante fluidez aunque se queja de que «es difícil porque habláis muy rápido». Ren juega al fútbol una vez a la semana con alicantinos pero admite que para salir al cine o de marcha se va con coreanos que ha conocido aquí.

Shisho Sekine asiente pero añade que está deseando «hacer amigos españoles». «Me gusta mucho estar aquí, veo que la gente es muy optimista», indica esta estudiante de Arte. Y ¿por qué eligieron Alicante en vez de Madrid o Sevilla? «Yo vi por casualidad la web de la Universidad de Alicante y me llamó la atención, busqué más información y al ver que se trataba de una ciudad mediana, segura y con unas playas maravillosas no me lo pensé», revela Ren Okui.

La mayoría de los estudiantes de japonés empezaron a interesarse por su cultura a través de el manga y el anime y se enamoraron de su filosofía. Como Sonia Soriano que ya sueña con vivir un año en Japón. «La formulación de las frases cuesta y también la escritura, sobre todo cuando llegas a la kanji, los ideogramas, que tienes que memorizarlos y hay 20.000».

Adrián Trujillo, que estudia primero de Ingeniería Robótica, ha empezado ya a aprender japonés con vistas a poder irse de Erasmus en tercero y destaca que «hay que pensar distinto para poder construir frases».

Compartir el artículo

stats