José Vicente Gil Mira es uno de los dos estudiantes de la Universidad de Alicante (UA) a los que el atentado de este lunes en Manchester ha sorprendido mientras pasan una estancia Erasmus en la ciudad británica. Alumno del Grado de Estudios Ingleses, este joven natural de Salinas, en el Alto Vinalopó, explica que se encontraba en la residencia en la que vive cuando se cometió el ataque terrorista en el Manchester Arena, por lo que no se ha visto afectado por lo ocurrido. Sin embargo, este martes sí ha podido ser testigo de cómo la ciudad, habitualmente muy animada, se encuentra en estado de shock.

"Se nota bastante en el ambiente" la tragedia, según ha señalado a INFORMACIÓN. "Manchester es una ciudad con mucha ambientación callejera y hoy se notaba mucha tensión" en las calles. Supo del atentado a través de las redes sociales, y explica que al principio "había mucha confusión", hasta que se comprobó que se trataba de una acción terrorista. Por ello, de inmediato "avisé a mi familia para que supieran que no me había pasado nada y estuvieran tranquilos", temiendo que hoy pudieran alarmarse al conocer lo ocurrido y su dramático alcance.

Este martes no tenía en principio previsto salir de casa, dado que "la Policía aconsejaba que la gente no fuera por el centro" de la ciudad, pero finalmente sí lo ha hecho porque "quería donar sangre porque he oído que necesitaban de un grupo en concreto". No obstante, cuando ha llegado no ha tenido que realizar la donación porque los servicios sanitarios ya disponían de las reservas necesarias. Por ello, ha decidido regresar a su residencia y permanecer allí el resto del día, en parte por evitar la tensión y el silencio que, insiste, se vivía en las calles.

Un amigo de José Vicente que justo estos días recibía una visita sí ha estado por el centro de Manchester, explica, "pero al final han decidido volver, porque había mucha presencia policial" y la situación en general era muy incómoda. El propio joven de Salinas se mostraba consternado por lo ocurrido, con la misma sensación de incredulidad ante la crueldad del atentado que compartían otras muchas personas tanto dentro como fuera del Reino Unido, aun felicitándose por no haberse visto afectado por la tragedia.