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Ciencia

La incidencia de pobreza en los terremotos

El geólogo de la UA Iván Martín Rojas destaca la importancia del desarrollo social y de la concienciación frente al riesgo sísmico

El profesor Iván Martín Rojas, durante su conferencia sobre el riesgo de grandes terremotos en la provincia. ISABEL RAMÓN

La pobreza y el bajo nivel de desarrollo de infraestructuras y medidas de prevención son factores determinantes a la hora de que un terremoto produzca más o menos daños, al margen de sus características, tal y como ha señalado este martes el profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Alicante (UA) y especialista en Tectónica Activa y Geomática Iván Martín Rojas, en una conferencia sobre el riesgo sísimico en la provincia de Alicante. El especialista, doctor en Ciencias de la Tierra e Ingeniería Geológica por la UA, ha sido uno de los participantes en una nueva sesión del ciclo divulgativo "Grageas", organizado por los alumnos de Geología, y que en esta jornada ha abordado la sismología y la paleontología, en este último caso con otra charla sobre restos de dinosaurios hallados en Castilla-La Mancha.

En su conferencia, "Grandes terremotos en la provincia de Alicante: qué los produce y qué magnitud pueden llegar a tener", Iván Martín Rojas ha explicado que ésta es una de las zonas de la península Ibérica de mayor riesgo sísmico, que ya de por sí es una zona sensible porque el Mediterráneo es punto de fricción de las placas tectónicas euroasiática y africana. Además, ha indicado que en la parte sur de la provincia existen dos fallas, la de Crevillent y la del Bajo Segura, que son las que particularmente pueden producir terremotos en esta zona. Estas fallas se mueven 0,6 y 0,4 milímetros al año, 80 veces menos que la falla de San Andrés, en California (Estados Unidos), a cuya existencia se deben los terremotos que se producen en aquella zona.

Ese poco movimiento de las fallas hace, según Martín Rojas, poder predecir que los terremotos de cierta gravedad se producirán muy de vez en cuando, aunque pueden alcanzar una magnitud de 7 grados en la escala Richter. Eso quiere decir, ha agregado, que puede producirse "un terremoto grande", que puede llegar a ser, según las circunstancias, "muy destructivo". En este sentido, ha recordado el seísmo que se produjo el 21 de marzo de 1829 en la comarca de la Vega Baja, que asoló poblaciones enteras como Torrevieja y Almoradí y que produjo la muerte de unas 400 personas. Se calcula que pudo tener una magnitud de entre 6,3 y 6,9 grados.

No obstante, tal y como ha recalcado el profesor, la magnitud no es el único factor decisivo para que un terremoto pueda ser más o menos destructivo. Al respecto, ha contrapuesto varios ejemplos, como un seísmo ocurrido en 1919 con epicentro en Jacarilla y que no ocasionó víctimas mortales, y el mucho más reciente de Lorca en 2011 en el que murieron nueve personas. Este último "fue no muy grande", de 5,1 grados de magnitud, "pero muy superficial", lo que lo hizo más potente, y con el añadido de producirse "cerca de la ciudad".

Daños producidos por el terremoto registrado en Lorca en el año 2011. Foto: Juan Carlos Cárdenas (Efe).

En todo caso, ha añadido, hay otra cuestión mucho más importante: la pobreza. Sobre esta cuestión, ha comparado el terremoto ocurrido en Haití en 2010 con otro que se produjo en California en 1989, con una magnitud similar. En el primero perdieron la vida 316.000 personas, y en el segundo 63. Martín Rojas ha señalado que Estados Unidos "es un país que sabe que hay terremotos y cuyas infraestructuras están preparadas" para ello, frente a la extrema pobreza de Haití, que impide que el país esté preparado para afrontar un fenómeno de estas características.

El geólogo también ha recordado que "es importante que nosotros, que vivimos en una zona en la que sabemos que se va a producir un terremoto y que puede ser grande, estemos preparados, porque eso va a determinar las consecuencias". En este sentido, ha abordado algunas claves para actuar "antes, durante y después" del seísmo. Así, ha incidido en la necesidad de "preparar nuestros edificios y nuestras infraestructuras" para ese riesgo, tratando de evitar en la mayor medida posible que los desplomes puedan producir daños personales. Y también resulta fundamental la concienciación del riesgo y "si estoy dentro de un edificio, protegerme y no salir; si estoy fuera, alejarme de lo que me pueda caer encima y de la costa", en este caso por el riesgo de tsunamis. Y después, "salir y buscar una zona segura, y a ser posible elevada".

Dinosaurios antepasados de las aves en Cuenca

La jornada de "Grageas" se ha completado con la conferencia de Elena Cuesta Fidalgo, licenciada en Geología por la Universidad Complutense de Madrid y especializada en Paleontología de Dinosaurios Terópodos, quien ofreció la charla "Dinosaurios de Castilla-La Mancha: los verdaderos dragones de Don Quijote". La ponencia versó sobre los restos hallados en el yacimiento de Las Hoyas, en la provincia de Cuenca, que presentan, tal y como ha explicado, "un estado de conservación excepcional" y que permiten "situar orígenes de estructuras avianas en un momento evolutivo muy temprano", es decir, hallar antepasados remotos de las actuales aves, de hace nada menos que 125 millones de años.

Elena Cuesta ha expuesto algunas características de este dinosaurio, al que se ha dado el nombre de Concavenator Corcovatus, carnívoro y de unos 6 metros de largo y que es "probablemente el más completo y mejor preservado de Europa". En este sentido, ha señalado que en el yacimiento se han hallado "fósiles completos, articulados, incluso con tejidos no esqueléticos". La experta ha indciado que el Concavenator Corcovatus tenía "una joroba en su espalda", y quizá también "protoplumas en el brazo", junto con escamas en las patas, similares a las de las aves actuales.

La geóloga ha realizado su tesis doctoral sobre el yacimiento de Las Hoyas y actualmente trabaja en torno a este proyecto. Una de las intenciones, ha señalado, es darlo a conocer, porque "divulgar tiene una repercusión más importante" y, entre otros aspectos, incentiva la investigación. Además, consigue que a nivel popular se conozcan más los resultados y se valoren; sobre esto, ha puesto de ejemplo cómo al Concavenator Corcovatus "se le ha dado el nombre popular de Pepito" y el equipo de fútbol de la ciudad castellano-manchega, el Conquense, "lo ha escogido como mascota".

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